Hablar del proyecto 50/50 en la Fundación Spínola y los centros educativos que la formamos es hablar de ilusión, transformación, cambio de hábitos y cuidado del planeta.

Una oportunidad que nace hace ya dos cursos escolares con el sueño de que pudiéramos ir transformando la realidad de nuestro mundo desde lo pequeño, con gestos sencillos. Muy vinculado a nuestro objetivo de estos dos cursos -y que compartimos todos los centros de la Fundación- que es una invitación a comprobar que todo está conectado y es regalo de Dios; una llamada a movernos juntos para cuidar la vida de todos.

La implantación de esta metodología del proyecto 50/50 nos ha llevado a pararnos para analizar nuestro modelo de consumo energético y reflexionar sobre las consecuencias que este tiene sobre el medioambiente. ¿Somos realmente conscientes del impacto medioambiental que supone el despilfarro energético en nuestra sociedad?

Como comunidad educativa nos sentimos llamados a ser agentes de cambio en el marco de esta iniciativa y queríamos que los alumnos tuvieran un protagonismo principal en las acciones de cuidado y ahorro. Para ello, ha sido fundamental la constitución de los equipos energéticos en cada centro educativo. Un grupo de trabajo en el que nos reunimos representantes de toda la comunidad educativa (alumnos, docentes, personal de administración y servicios, religiosas, padres, miembros del equipo directivo, personal de empresas subcontratadas…) para analizar los datos de consumo de nuestro centro, reflexionar sobre posibles medidas a implementar en la línea del uso eficiente de los recursos y el ahorro; para tomar decisiones y, de forma principal, ser transmisores al resto de miembros de la comunidad educativa de toda la información relevante que nos permite movernos juntos. Convencidos de que esta metodología no nace para un grupo reducido de personas ni para una parte del colegio, sentíamos la necesidad de hacer partícipes y sensibles a todos de las reflexiones y decisiones que hemos adoptado hasta el momento. La acogida por parte de toda la comunidad educativa ha sido ejemplar y, por tanto, uno de los principales objetivos de este proyecto lo estamos consiguiendo; concienciar a toda la familia Spínola de la necesidad de cuidar nuestra casa común. Una invitación a la que el papa Francisco nos llama en su encíclica Laudato Si’ y a la que queremos dar respuesta cambiando nuestra mirada en los gestos sencillos de cada día.

Esta nueva perspectiva nos está llevando al cuidado del planeta a través de un ejercicio de consumo consciente y responsable de las energías que utilizamos (luz, agua, gasoil, gas…). No queremos generar una escuela energéticamente precaria, ni mucho menos, sino un ahorro amable que nos permita cubrir nuestras necesidades energéticas ordinarias, optimizando los recursos de los que disponemos. La experiencia de estos dos cursos nos ha demostrado que efectivamente el despilfarro energético está muy presente en instalaciones donde concurrimos muchas personas al mismo tiempo. En este sentido, este proyecto busca evitar ese gasto innecesario de energías respetando las necesidades de la actividad tales como suministros de luz adecuados, confort térmico en las aulas, etc.

El análisis de los datos respalda esta realidad y es que, entre trece centros de nuestra fundación hemos conseguido evitar la emisión de 21 toneladas de CO2 lo que en términos económicos se traduce en un ahorro de más de 19.500 euros.

Sin lugar a dudas, ser conscientes de las conexiones que nuestro modo de consumo tiene sobre el planeta nos ha hecho cuestionarnos muchas cosas. Pararnos a pensar si realmente podemos hacer algo por modificar nuestros hábitos sin renunciar a nuestras necesidades más básicas. Unas reflexiones que nos han llevado a ponernos en marcha con medidas concretas para evitar el gasto innecesario.

De las cosas más interesantes del proyecto es considerar que son los alumnos los impulsores y protagonistas de estas reflexiones y medidas. Diseñar y colocar cartelería por las instalaciones del centro para concienciar de la necesidad de un uso responsable de los recursos, realizar encuestas de confort térmico entre la comunidad educativa para adecuar el uso de la calefacción, elaborar e instalar paneles reflectantes en los radiadores que eviten la pérdida de calor en las aulas… pequeñas acciones asumibles y que han demostrado tener un importante impacto medioambiental y económico.

Fruto de este ahorro económico alcanzado, tal como marca el desarrollo del propio proyecto, el 50% del total del importe vamos a destinarlo a la realización de mejoras técnicas en las instalaciones de los centros, dirigidas a mejorar el ahorro energético. Con ello buscamos generar un círculo virtuoso que nos permita seguir mejorando nuestros datos de ahorro energético curso a curso y este, al tiempo, una mayor posibilidad de inversión que nos permita alcanzar unas instalaciones energéticamente eficientes y sostenibles.

Esta metodología que es la continuación del exitoso proyecto EURONET 50/50, que se puso a prueba en más de 500 colegios en Europa y que ganó el Premio Europeo de la Energía Sostenible 2013, ha despertado en nosotros el compromiso por el cuidado de los recursos y está generando evidentes beneficios medioambientales. La iniciativa se ha convertido en una experiencia de educativa muy potente para nuestros alumnos y también para los adultos.

Unos aprendizajes sobre cómo ser eficientes energéticamente que ya traspasan los muros de nuestros centros para ir ocupando lugar en cada hogar y cada espacio en los que se desarrollan nuestros alumnos y sus familias.

Esta ilusión transformadora nos lleva a seguir dando pasos para consolidar nuestro proyecto 50/50 que quiere ser herramienta que nos permita un cambio de mirada; un nuevo paradigma que nos haga seguir moviéndonos juntos para cuidar la vida.

Ojalá sean muchos los que se animen a transformar la realidad desde los gestos diarios.

Pablo Herrera García
Director del Colegio Sagrado Corazón (Ronda) – Fundación Spínola
https://fundacionspinola.es/proyecto-50-50/