Existen experiencias que sabes que son imprescindibles vivir al menos una vez en tu vida, o así lo creía yo. Todo merece la pena vivirse una segunda vez, y así me ha ocurrido a mí con la Jornada Mundial de la Juventud celebrada el pasado mes de agosto en Lisboa. Debo admitir que cuando oí hablar de esta nueva Jornada sentí una atracción inexplicable, no sé decir un porqué, pero algo en mi interior me invitaba a no perdérmela.
Sigue leyendo
