Un año más los cristianos de todas las confesiones nos unimos en la “Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos”, en la que queremos testimoniar una humanidad poco común, como reza el lema de la Semana de este año, destacando el objetivo compartido de construir una sociedad diferente desde los valores del Evangelio.

“El ecumenismo tiene una gran dosis de espiritualidad”, afirmó Simon Wolfgang Döbrich, pastor de la Iglesia Evangélica de habla alemana de Madrid, encargado de la predicación en la celebración que tuvo lugar el lunes 20 en la Iglesia Anglicana de Saint George. Es más fuerte lo que nos une que aquello que nos separa, por ello, la comunión solo se podrá fundamentar en la experiencia de Dios que surge de la espiritualidad, de la vida en el Espíritu. “Los diferentes puntos de vista y espiritualidades de las diversas confesiones son necesarias para construir el Cuerpo de Cristo, y ello favorecerá la construcción de Europa, una Europa profundamente humana”.

El ecumenismo solo se podrá construir contando con todos, sin excluir a nadie, y esto es una llamada especial para una Europa que cierra fronteras, que intenta en vano construir sociedad desde la exclusión de tantos que mueren en el Mediterráneo y en otras fronteras. Para que el ecumenismo siga adelante, especialmente en Europa, debe ser solidario, y esto solo será posible desde la esperanza, porque “para que nuestra condición humana sea rescatable, necesitamos hombres y mujeres de esperanza”. Juntos en la diversidad, creyentes y no creyentes, sin excluir a nadie, solo así será completo el Cuerpo de Cristo. Debemos construir desde el diálogo, el reconocimiento y el respeto de diferentes puntos de vista, en la confianza y en la colaboración en proyectos comunes.

Esta realidad que nos describió el predicador evangélico, la vivimos en Escuelas Católicas que, junto al Centro Universitario La Salle Aravaca, colaboramos con formadores de diversas confesiones cristianas, en especial con Celia Paterson, lectora en la Iglesia Anglicana, en la formación de profesores, catequistas y otros agentes de pastoral en Godly Play, una pedagogía que contribuye al desarrollo de esa espiritualidad bíblica y litúrgica que ayuda a nuestros niños y jóvenes a crecer en el conocimiento experiencial de un Dios que nos quiere colaboradores en la construcción de su proyecto de salvación.

Mercedes Méndez Siliuto, RA