El término “bienestar” como otros términos anteriores en el campo de la transformación educativa puede llegar a desgastarse sin apenas ser usado de verdad. Y es que creo que se está escribiendo mucho, legislando mucho, pero actuando poco. 

Uno de los problemas que nos encontramos es la cantidad de estadísticas y burocracia que empieza a rodear el tema del bienestar sin apenas impacto en la mejora que pretenden. Otra dificultad para mi es la mirada “personalista” del bienestar, otra, que se use como sinónimo de felicidad… La investigación sobre las claves de la felicidad es multidisciplinaria y resume los tipos de decisiones que las personas toman para considerarse felices. Y esto es algo a lo que no puede dar respuesta la escuela, ya que nos trasciende.

Huyo del mundo Mr. Wonderful… No huyo de la felicidad, pero sí de esa idea descafeinada que hace que perdamos el valor y el sabor de las pequeñas cosas. No se trata solo de “estar bien”, sino de generar condiciones adecuadas para aprendizajes auténticos que inviten al desarrollo de la identidad y del Ser de los alumnos.

A lo largo de una década, Seligman cambió el tema de su investigación: pasó del estudio de la felicidad (1999) al estudio del bienestar (2010). Según este autor lo que produce bienestar, en última instancia, produce felicidad. La «ciencia» o el «arte» de la felicidad es, por tanto, una descripción de las elecciones libres de las personas para aumentar su bienestar.

De esta manera, estamos hablando de un proceso, no un resultado en sí mismo. Hablamos de algo que se aprende y se construye y si se puede aprender, se puede enseñar o educar y aquí sí que tiene cabida la escuela.

Seligman y Peterson hablan de virtudes, valores y capacidades que todos los seres humanos tenemos y que son caminos hacia el bienestar y hacia una vida plena y con sentido, hacia una felicidad entendida más como un estado de conciencia perdurable y no como una volátil emoción que solo sentimos en ocasiones. Hablan de trabajar desde el SER y no tanto desde el hacer. El bienestar es necesario no por estar “mejor” o más “a gusto”, sino porque genera las condiciones óptimas para desarrollar nuestras capacidades y, en consecuencia, el trabajo del SER desde un enfoque de desarrollo integral de la persona.

¿Cómo podemos cuidar el bienestar desde la escuela?

  1. Plan integral. La mejor medida creo que es el desarrollo de en plan  integral de bienestar  del centro que estructure la vida y existencia del colegio y en el que todos los sujetos educativos deben sentirse protagonistas: alumnos, profesores, familias y sociedad. Llevar las bases del bienestar a la escuela solo es posible si se produce una verdadera transformación de la cultura del centro. No se trata de una revolución a gran escala, sino más bien de una revolución silenciosa, del día a día, a través de modelos, del cambio de enfoque de los miembros de la comunidad educativa. Un plan con presencia de centro, que se sostiene desde el hacer cotidiano de cada miembro del colegio, desde las programaciones de aula, desde un currículum del SER que aborde el bienestar en sus cuatro facetas: físico, mental, emocional y espiritual.
  2. Calidad de las relaciones. La mejora y el desarrollo de las comunidades escolares dependen en gran medida de la calidad de las relaciones interpersonales, de cómo nos hablamos y tratamos. La confianza y el cuidado emergen como componentes cruciales en este escenario, influyendo significativamente en la cultura escolar. Busquemos construir relaciones sólidas y de confianza con los estudiantes, el personal y las familias, creando un ambiente de aprendizaje seguro y acogedor. 
  3. El cuidado y la confianza son fundamentales en la creación de una cultura escolar saludable. Lomotey y Lowery (2015) y Schechter y Shaked (2017) enfatizan cómo un liderazgo que se centra en el cuidado no solo atiende las necesidades emocionales y sociales de los estudiantes, sino que también fomenta un sentido de pertenencia y comunidad. Por otro lado, la confianza, como lo plantean Torre y Murphy (2014), es esencial para construir relaciones sólidas y duraderas entre los educadores, los estudiantes y la comunidad. 
  4. El liderazgo positivo, inclusivo y centrado en el cuidado son enfoques emergentes que resaltan la importancia de las relaciones humanas en las escuelas. Smylie, Murphy y Louis (2016) describen cómo el liderazgo centrado en el cuidado –caring leadership– crea entornos propicios para el aprendizaje, subrayando la relevancia de construir relaciones sólidas y significativas entre todos los miembros de la comunidad educativa. Asimismo, el liderazgo inclusivo, como lo propone Ryan (2016), se enfoca en la integración y el respeto por la diversidad, promoviendo un ambiente escolar donde todos los estudiantes se sientan valorados y respaldados. 
  5. Implementar prácticas que promuevan la empatía, el respeto mutuo y el reconocimiento de las necesidades individuales de los estudiantes. Esto implica una comunicación abierta y honesta, la creación de un ambiente seguro y acogedor, la necesidad de contar con personas y recursos para su implantación y la adopción de un enfoque holístico que considere tanto el bienestar emocional como el desarrollo académico de los estudiantes. Necesitamos identificar buenas prácticas y compartirlas. Ponerse las “gafas del cuidado” y actuar desde ese prisma, será una de las claves para lograr el objetivo deseado. 

El liderazgo del cuidado en las escuelas es más que una estrategia; es una filosofía integral que reconoce la importancia de atender a la persona en su totalidad. Al adoptar este enfoque, los líderes pueden crear entornos donde todos los miembros de la comunidad escolar no solo aprendan, sino que también prosperen emocional y socialmente. Implementar un liderazgo del cuidado efectivo requiere compromiso, recursos y una visión clara. Este enfoque no solo beneficia a los alumnos, sino que también enriquece a toda la comunidad educativa. Solo así  creo que podremos contribuir al bienestar del bienestar…

Mar Martín Murga
Directora Titular en Compañía de María Zaragoza

 

Referencias:

Seligman, Martin E. P. (2011). Florecer. La nueva psicología positiva y la búsqueda de bienestar. Editorial Oceano.

Losada Puente, L., Mendiri, P., & Rebollo-Quintela, N. (2022). Del bienestar general al bienestar escolar: una revisión sistemática. RELIEVE – Revista Electrónica De Investigación Y Evaluación Educativa, 28(1). https://doi.org/10.30827/relieve.v28i1.23956