En el oscuro rincón de la realidad que representan los abusos sexuales a menores, la comunicación emerge como una luz que puede iluminar el camino hacia la prevención y reparación de esta lacra que nos afecta y nos duele a todos. 

En este viaje el poder de la palabra nos ayuda a conectar con esas personas que sufren, convirtiéndose la palabra «amiga» en un “abrazo del alma”, una conexión que trasciende las barreras del dolor, tal y como señala el filósofo Josep María Esquirol[1]: “Podemos imaginarnos nombrando todas las cosas del universo y teniendo teorías para todos, y experimentar, sin embargo, la misma pequeñez y el mismo desamparo: solo nos apacigua la palabra amiga, que no exhibe la verdad de los hechos, sino que transmite el abrazo del alma”.

En este viaje el poder de la palabra nos ayuda a sanar y a recorrer el camino hacia la prevención y reparación. Es aquí donde la comunicación terapéutica se convierte en ese bálsamo que cura heridas invisibles y reconstruye la confianza. Los responsables de comunicación de instituciones y centros educativos sabemos de este poder y de cómo la “terapia de la comunicación” puede ayudarnos. Sabemos también, aunque a veces se nos olvide, que la comunicación terapéutica comienza por un acto sagrado, el de escuchar, pero no escuchar solo para oír, sino escuchar para “sanar”, escuchar con el corazón abierto porque esa es la clave para comprender y apoyar. Los mensajes deben fluir con la verdad y la transparencia, construyendo puentes de confianza que resistirán esas oscuras tormentas que parecen que nunca van a acabar.

En momentos de crisis, los responsables de comunicación sabemos, aunque a veces se nos olvide, que tenemos que contar previamente con un plan de comunicación de crisis porque es el faro que nos mostrará el camino, la dirección correcta cuando todo parece perdido. Activar nuestro comité de crisis será un acto de responsabilidad, demostrando así que la respuesta es colectiva y urgente. Reforzar la comunicación con los destinatarios afectados directa e indirectamente con mensajes que apoyen las medidas tomadas, que alivien el sufrimiento y garanticen el cuidado de los más vulnerables y el buen hacer del centro educativo, será nuestro compromiso. 

La Guía de EC como Brújula

En este camino de acción firme contra los abusos sexuales a menores, la Guía para la prevención y reparación de los abusos sexuales a menores en centros educativos de Escuelas Católicas, se presenta como una brújula confiable y una herramienta que puede ayudar a los responsables de comunicación de instituciones y centros educativos en cuanto a que proporciona una orientación clara y práctica para la transmisión fiel y veraz de la información. Incorporar las directrices de esta Guía creo que fortalece la voluntad de los centros educativos de actuar frente a los abusos, de crear espacios seguros y de acompañamiento, de consolidar una cultura del cuidado, y de promover una comunicación rigurosa y coherente con su identidad.

Este mensaje de prevención, actuación y reparación resuena con mayor fuerza en el Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual de Niños, Niñas y Adolescentes, celebrado cada 19 de noviembre. Me uno a ese compromiso global para erradicar esta dolorosa realidad con la esperanza de que quienes de una u otra manera somos responsables de los mensajes que se transmiten desde nuestras instituciones o centros sean un grito colectivo contra el silencio, una promesa de protección y un recordatorio de que, juntos, podemos construir un mundo donde cada niño, niña y adolescente pueda crecer en un entorno seguro.

Recordemos que la comunicación no es solo un medio, es un abrazo que trasciende el dolor, guiándonos hacia un futuro donde cada palabra sea un acto de amor, cuidado y protección.

Eva Díaz Fernández
Departamento de Comunicación de Escuelas Católicas

[1] ESQUIROL, JM, La resistencia íntima. Ensayo de una filosofía de proximidad, Acantilado, Barcelona, 2018.