A la vez que la plataforma “Más plurales” se concentra en el Congreso para decir #StopLeyCelaá, en la web de RTVE se recoge el siguiente titular: La Ley Celaá prohibirá el pago de cuotas a la concertada a través de sus fundaciones o de extraescolares.

¿Qué hay de cierto? El artículo 88.1 de la LOE (2006) decía literalmente lo siguiente: “Para garantizar la posibilidad de escolarizar a todos los alumnos sin discriminación por motivos socioeconómicos, en ningún caso podrán los centros públicos o privados concertados percibir cantidades de las familias por recibir las enseñanzas de carácter gratuito, imponer a las familias la obligación de hacer aportaciones a fundaciones o asociaciones ni establecer servicios obligatorios, asociados a las enseñanzas, que requieran aportación económica, por parte de las familias de los alumnos. En el marco de lo dispuesto en el artículo 51 de la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación, quedan excluidas de esta categoría las actividades extraescolares, las complementarias, y los servicios escolares, que, en todo caso, tendrán carácter voluntario”.

Entonces, ¿qué propone la LOMLOE? El texto de la ponencia del Congreso ha suprimido la referencia a “las complementarias” (lo subrayado arriba) y añade este párrafo:

“Las actividades complementarias que se consideren necesarias para el desarrollo del currículo deberán programarse y realizarse de forma que no supongan discriminación por motivos económicos. Las actividades complementarias que tengan carácter estable no podrán formar parte del horario escolar del centro”.

Por tanto, la LOMLOE parece establecer dos categorías de actividades complementarias: las que se consideran necesarias para el desarrollo del currículo, y las que no tendrían esa cualidad. Sin embargo, nótese que, en puridad, ninguna complementaria es “necesaria” para el desarrollo del currículo. Lo necesario “ya forma parte” del currículo y se imparte en el tiempo lectivo. Las actividades complementarias que hoy se desarrollan son aquellas que, no siendo necesarias “strictu sensu”, sin embargo, ayudan, complementan, apoyan. Por eso son voluntarias (art.51.4 LODE, en vigor). Estas segundas son las que existen (y seguirán existiendo, supongo), voluntarias para el que las quiera y con precio autorizado por la Administración. Por tanto, así visto, la novedad introducida en la LOMLOE en este punto es la nada con gaseosa.

Pero cuidado, porque en la época del trilerismo semántico, tan de moda, todo es posible. La redacción tiene su punto de ambigüedad. No descarten que alguno pretenda aplicar esta redacción a toda actividad complementaria, argumentando que su mera presencia es indicativa de que es necesaria para el currículo. Ahora bien, si es necesaria tendría que ser obligatoria (lo cual contraviene la LODE), pero no lo dice, e insinúa que todos o algunos alumnos no deben pagarla, no se sabe si porque la Administración lo hará (que no lo hará) o porque se obligaría a los centros a becar a todos o algunos de los alumnos si quieren ofrecerla.

Me resulta muy evidente que el titular de prensa no está apuntando a este proceloso tema de las complementarias, sino a la carnaza de las cuotas, en grueso, que es el “totum revolutum” en el que se mezclan churras, merinas, y mediopensionistas: el precio de complementarias, con el precio de extraescolares, precio de servicios (comedor), aportaciones voluntarias y cuotas de AMPAS. En este sentido, creo que la Ley Celaá no hace ni prohíbe nada sobre “cuotas” en la concertada que no estuviera ya prohibido.

Pero el titular de RTVE, esa que es de servicio público, oculta lo verdaderamente significativo de este engendro de LOMLOE que es la modificación del artículo 109 de la LOE, que deja una autopista abierta para suprimir conciertos. Dicho artículo establece que el derecho a la educación se satisface mediante la creación de plazas públicas, y preconizando el crecimiento de plazas en centros públicos sean o no los que quieren los ciudadanos.

En la estrategia de ocultamiento de este ataque frontal a la libertad de enseñanza, seguro que, por casualidad, se han sumado jubilosas dos organizaciones, el agua y el aceite, que convocaron en la mañana del 10 de noviembre, a la vez que la concentración de “Más plurales” ante el Congreso, una rueda de prensa para desempolvar el viejo y archiconocido informe de parte sobre las supuestas irregularidades de algunos centros concertados (esos de la denominada “nueva concertada”). Nada nuevo, y más humo. Es entendible en la organización que defiende una escuela única, pública y laica. Execrable en la otra que, muy lejos de defender la libertad de enseñanza, entienden la libertad de empresa como una carta blanca para ganar cuota de mercado a base de apoyar el desmantelamiento del que consideran su competidor. Se confirma que lo único que les preocupaba de la educación en España, a día de hoy y con este bodrio de LOMLOE, es que se pudiera gravar la enseñanza con IVA al 21%. Sin duda, luces (pocas) de largo alcance.

José Antonio Poveda
Secretario Autonómico EC Madrid