Debido a la situación tan compleja que estamos atravesando en estos momentos, me siento obligado a trasladar y hacer pública mi preocupación, tanto como docente como director del centro.

En Andalucía, el Consejero de Educación (Javier Imbroda) junto a su departamento, tomó la decisión de que la materia impartida de forma on-line fuera evaluable. Hasta aquí todo perfecto, pero parece ser que nos seguimos olvidando de las características de algunos de los centros educativos: no todos estamos en las mismas condiciones digitalmente. ¡Qué más quisiéramos! Aquí es donde aparecen las mayores complicaciones y la llamada “brecha digital” que tanto daño está haciendo a nuestros alumnos (como en otros muchos colegios del país).

Basándonos en la existencia de muchos hogares que carecen de Internet, de dispositivos digitales o cuyo nivel sociocultural para apoyar el estudio a distancia no es suficiente, siento una enorme preocupación y desasosiego como docente. Ha pasado más de un mes desde el último día en que pude sentir el calor de los alumnos, sus preguntas inocentes, sus voces, sus actividades grupales… En este tiempo (hasta el pasado día 13 de abril) solamente pude contactar con cuatro familias de veintidós alumnos de mi clase, es decir, un mes sin saber nada de mis alumnos, un mes de atraso, un mes sin trabajos, sin preguntas… en definitiva, sin posibilidad de acceso a ellos y de sentir que están abandonados. ¿Por qué? Porque la mayoría no tienen recursos tecnológicos, porque no podemos teletrabajar con ellos como debería ser y están haciendo en otros lugares. Esta es la realidad, nuestros queridos alumnos de un día para otro, se convierten en víctimas de la “brecha digital”.

Todo el claustro se puso manos a la obra para evitar esa desconexión y poder hacerles llegar, de alguna manera, mensajes de apoyo y ánimo. Así comenzaron a salir ideas y propuestas del claustro, empezando por colgar en la web del centro vídeos virales de “quedateencasa”, links de webs educativas con actividades en diferentes áreas o información sobre el COVID-19.

Tras la primera semana de confinamiento, el equipo docente llegamos a la conclusión que todo seguía igual o peor, lógicamente porque si no tienen acceso a Internet, ni recursos de este tipo, era imposible acompañarles y seguirles en la formación vía web. La única solución que planteábamos era la de preparar material para fotocopiar o hacerles llegar los libros de texto a sus hogares. Como estamos en estado de alarma, ni mis compañeros ni yo podemos ir al colegio a trabajar o preparar material, ni decirles a las familias que se presenten en el centro para recogerlo. Los días pasaban y la situación era desesperante.

Con el comienzo del tercer trimestre estamos haciendo el siguiente protocolo:

  • Organizaciones como Cruz Roja están colaborando en el reparto de tareas a las familias (los profesores las envían a la sede y ellos se encargan de imprimir y repartir). Cada lunes se reparten actividades para toda la semana.
  • Debido a la ausencia de recursos digitales, nuestra única opción para contactar era vía telefónica. Cada tutor ha comprado de su bolsillo una tarjeta móvil prepago para gestionar sus clases vía WhatsApp (para evitar dar sus números telefónicos personales a las familias), y así poder mandar trabajo a casa a través de fotos, vídeos o audios de forma grupal o individual. La verdad que ha sido todo un acierto.

A día de hoy puedo decir que estoy algo más tranquilo y no veo todo negativo al ver la respuesta positiva de las familias estos últimos días y los comentarios o experiencias que están teniendo mis compañeros. El volver a escuchar a sus alumnos diciendo “maestra ya me sé las tablas”, “maestro te mando las fotos de los ejercicios” o el simple “te echo de menos maestro”, es señal de que la escuela sigue en pie. Tenemos contacto prácticamente con el total de familias que, a su vez, están respondiendo exitosamente y muy agradecidos por la gestión.

Aun así, quiero expresar mi descontento con la situación impotencia y de abandono que siento como director. Como decía al comienzo del texto, no todos estamos en igualdad de condiciones, y los más desfavorecidos resultan los más perjudicados.

También quiero aprovechar la ocasión para mandar un mensaje de apoyo a todo el profesorado que está haciendo un trabajo enorme para que nuestros niños sigan teniendo una educación digna, y a los familiares que cada día se visten de docentes.

Alberto Milán Badillo
Director Colegio Virgen de la Chanca (Almería)