Será porque la Navidad es tiempo de familia. Será porque mi familia es muy refranera. No sé porqué será, pero estos días me ha dado por pensar que podemos aprender a comunicar mejor si ponemos en práctica estos siete refranes:

  • Comenzamos con un clásico. El que más nos han repetido nuestras madres cuando nos despertaban para ir al colegio: “A quién madruga, Dios le ayuda”. Seth Godin, en su libro “La vaca púrpura”, que te recomiendo que leas, explica cómo aquel que tiene por primera vez una idea y la comunica es el que consigue una vaca púrpura, algo extraordinario de lo que merece la pena hablar. No destacar, en comunicación y sobre todo en marketing, supone ser invisible. Por eso, en ocasiones, es necesario olvidarse del miedo a salir de nuestra “comunicación de confort” y comunicar un contenido extraordinario o hacerlo de forma novedosa. Si lo tienes claro, arriesga y madruga. 
  • Detrás de una buena comunicación habrá grandes profesionales. El equipo de comunicación es la clave. “Quién a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. Hay que cuidar a la gente que se ocupa de la comunicación de cada institución y asegurar la posibilidad de acceder a otros profesionales cualificados a través de encuentros o formación. 
  • Si se hace cierto aquello de que “en casa del herrero, cuchillo de palo” algo se está haciendo mal y no se está siendo coherente con los valores de la institución que se representa. La comunicación debe ser un fiel reflejo del mensaje evangélico y hacer suyas las máximas de veracidad y respeto. En casa del herrero, cuchillo de metal. 
  • “Dime con quién andas y te diré quién eres” es la mejor forma de conocer a alguien. Conoce a sus amigos, conoce sus gustos y sabrás cómo son. Las cuentas personales de los trabajadores y responsables del centro y las cuentas institucionales en redes sociales proporcionan información muy valiosa sobre intereses, deseos y necesidades. A veces es conveniente realizar un ejercicio de revisión de los destinatarios a los que deben llegar los mensajes y compararlos con los seguidores de nuestros perfiles. ¿Coinciden? Si no es así, habría que repensar los contenidos y la lista de cuentas seguidas y reposteadas
  • A veces se pide a la comunicación que haga de todo, que destaque todo, que transmita mensajes que cuenten todo. Amigos, “la avaricia rompe el saco”. Es conveniente centrar el tiro y dejar algo para los demás. No hay que ser experto en todo, creativo en todo, innovador en todo… Eso solo logra confusión y distrae de aquellos aspectos importantes que se quieren comunicar.
  • Solo si se practica la escucha se puede detectar cuando suena el río y evitar que se piense aquello de que “cuando el río suena, agua lleva” como verdad absoluta. A veces los rumores son ciertos y es conveniente estar preparado, y a veces no lo son y se tendrá que explicar que aunque suene el río, no viene con agua. En ambos casos habrá que comunicar. La escucha es una parte indispensable de cualquier comunicación y conseguirá, en ocasiones, evitar el tsunami que puede provocar un río desbocado. 
  • La experiencia cuenta. Siempre. “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”. La mejor manera de aprender a comunicar es comunicando, y la mejor manera de hacerlo mejor es haber cometido errores. No hay que olvidar una máxima que no es refrán, pero debería, y es que, “No es posible no comunicar”, así que, en conclusión,  comunica, comparte, escucha y aprende. 

Y hasta aquí llegamos con este refranero de la comunicación. Los refranes nacen de la experiencia y el sentido común y eso los hace especialmente útiles en el ámbito de la comunicación. Comunicar con sentido común debería ser la primera condición de cualquier manual en un centro educativo. 

Estamos a tiempo. El principio de un nuevo año siempre es el momento de hacer listas de nuevos propósitos, también en comunicación. Sigamos el consejo de la abuela de mi compañera Eva que decía eso de que “En enero florece el romero” (lo cual no es de extrañar ya que según el villancico popular ya la Virgen tendía en el romero que estaba floreciendo) cada vez que empezaba algo nuevo. Estrenamos un año para comunicar y completar este refranero (¿Habrá segunda parte?). En 2024, os deseamos la mejor comunicación “Santo romero, santo romero, que salga lo malo y entre lo bueno”. 

@albertomayoral