El nuevo Plan Estratégico Institucional de la Fundación Educativa Santísima Trinidad (FEST) nació de una pregunta atrevida y desestabilizadora, una de esas preguntas que provoca una pequeña revolución nada más formularla. En nuestro caso fue el trinitario Pedro Huerta, secretario general de Escuelas Católicas y secretario del Patronato de FEST, quien nos lanzó la propuesta: ¿qué pasaría si profundizáramos en el Pacto Educativo Global y nos basáramos en él para crear nuestro nuevo Proyecto Educativo Institucional (PEI)? 

Un reto precioso, un reto exigente, pero, sobre todo, un reto coherente con la adhesión al PEG que habíamos hecho desde la Fundación. Era la forma natural de hacer realidad ese PEG con el que nos habíamos comprometido, la manera de llevarlo a la práctica y asegurarnos de que impregnara nuestra estrategia como institución educativa, se ramificara y se tradujera en acciones concretas y factibles. 

Así que nuestro encuentro para la elaboración del nuevo PEI en el que Pedro Huerta nos acompañaba, de repente se tiñó de ilusión y tomó un aire de borrón y cuenta nueva. Por nuestras cabezas sobrevoló el arrojo y la imaginación y nos remangamos para poner lo mejor de cada uno en aquella tarea tan ardua como estimulante.

Comenzamos por volver a analizar los puntos clave del PEG, la invitación del Papa a construir un nuevo modelo de sociedad desde la solidaridad. Nos organizamos en pequeños grupos integrados por representantes de todos los centros y de la propia Fundación. En ellos, se mezclaban personas casi recién llegadas a la familia trinitaria con otras veteranas que habían participado en la redacción del anterior PEI que estábamos renovando. Cada uno con distinta experiencia y trayectoria, pero con un sueño común: convertirnos en los agentes del cambio que nuestro mundo demanda y concretar esa intención en un nuevo PEI acorde con el papel que la Iglesia quiere que desempeñemos los educadores. 

Fuimos redactando, compartiendo, discutiendo, frase a frase, coma a coma, para lograr que el espíritu y los propósitos del PEG se reflejaran en el texto que estábamos creando juntos. En los grupos de trabajo se hablaba del cuidado a los más vulnerables y a nuestra casa común, de la importancia de la familia, del rechazo a la cultura del descarte y también de nuestra identidad trinitaria. Poco a poco, en las líneas estratégicas, los objetivos y las acciones del nuevo PEI, iban apareciendo palabras tan nuevas como necesarias: cultura del encuentro, escuela del cuidado, interioridad, acompañamiento, sostenibilidad… 

Nos dábamos cuenta de que nuestra adhesión al PEG no había sido una publicación más en las redes sociales o un cartel en la entrada de nuestros centros, sino una realidad que estábamos trasladando a nuestro día a día con los alumnos en las aulas, a la gestión de los recursos económicos, a la comunicación evangelizadora… 

Desde nuestra esencia trinitaria liberadora, definimos los pasos necesarios para trabajar con el fin de generar una nueva mentalidad que nos lleve hacia la fraternidad, la justicia y la paz. Creamos la hoja de ruta para convertir nuestros centros en “escuelas samaritanas”, acogimos e hicimos nuestro el sueño de cambiar el mundo, que nos une a muchas otras escuelas que también se empeñan en construir un futuro comprometido con la solidaridad. 

Conforme avanzábamos, comprobamos que nuestro proyecto de Fundación se iba impregnando no solo del Pacto Educativo Global, sino también de los Objetivos de Desarrollo Sostenible formulados por Naciones Unidas. El PEG y los ODS nos conducían a una misma esencia: el cuidado y la protección de nuestra casa común, la defensa de la justicia, la paz, los derechos de los más desfavorecidos, el acceso a una educación de calidad para todos, la promoción de un consumo y una gestión responsable de los recursos e, incluso, nos invitaban a abrirnos a otros grupos e instituciones de nuestro entorno para crear alianzas y trabajar juntos.

Y ese espíritu y esa energía transformadora se concretaron en un nuevo PEI que responde de forma eficaz a los problemas actuales, es fiel a nuestro carisma trinitario y está vertebrado por conceptos que lo renuevan. Con este nuevo plan estratégico, estamos apostando por el Pacto Educativo Global y por los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esta apuesta nos conecta con una corriente de solidaridad que, desde distintos ámbitos de la sociedad, se moviliza y aúna esfuerzos por mejorar nuestro mundo y, en concreto, en nuestro caso, transforma nuestra tarea, la educación, en un acto de esperanza. 

Nos sentimos orgullosos de haber sido capaces de responder a esta llamada mundial de la Iglesia. Creemos que, con nuestro nuevo PEI, hemos sabido acoger en nuestra Fundación las palabras del papa Francisco con las que nos invitaba a “comprometernos con valentía para dar vida a un proyecto educativo invirtiendo nuestras mejores energías e iniciando procesos creativos y transformadores en colaboración con la sociedad civil”.

Equipo de Titularidad FEST