Son las 8.23 de la mañana y como cada día mis hijos desfilan por la puerta bien repeinados y con sus mochilas a punto camino del colegio. Cada uno de ellos es muy diferente a su hermano o hermana pero como madre tengo claro que quiero lo mismo para ellos, una educación de calidad.

Si nos paramos a pensar, nuestros hijos pasan en sus respectivas escuelas 40 horas a la semana, durante 10 meses al año y a lo largo de los 12 años que dura su etapa escolar. Sin lugar a dudas, elegir bien el centro educativo, es una labor y una responsabilidad que tenemos como padres y que configurará en gran medida su personalidad y su forma de vivir en el mundo.

Por ello siempre he pensado que es recomendable alinear bien el proyecto familiar propio con el proyecto educativo de la escuela que será elegida valorando tanto su plano formativo intelectual como el personal.

En el mundo del marketing y la publicidad en el que yo me muevo las grandes marcas diseñan estrategias para llegar mejor a sus públicos objetivos, cubrir mejor sus necesidades, conectar con ellos, en definitiva, ganarse su confianza. Cuando pienso en la escuela que yo quiero para mis hijos, la confianza tiene que ser un valor intangible imprescindible.

Los colegios tienen que saber conectar con las familias y ofrecer esa confianza a través de cada una de las decisiones, comunicaciones, actividades y proyectos que diseñan, con el fin único de lanzar al mundo la mejor versión de cada uno de sus alumnos.

La escuela católica del siglo XXI tiene que dar la seguridad a los padres para que:

– Confíen en el proyecto educativo de sus centros.
– Apuesten por la valía profesional y personal de los profesores.
– Confíen en los medios que ponen a disposición del aprendizaje.
– Perciban que los profesores velan por la integridad de cada uno de los alumnos en personal y no en grupo.
– Tengan certezas de que los profesores educan en digital pero con corazón analógico.
– Confíen que la innovación educativa está al servicio de la persona y no es una moda.

Confianza en definitiva en que las escuelas del siglo XXI necesitan más que nunca maestros de cuerpo y de alma.

De ahí que el Congreso de Escuelas Católicas “#Magister. Educar para dar vida”, que tendrá lugar en Madrid del 14 al 16 de noviembre de 2019, apueste por la necesidad de contar con “profesores maestros”. Que engloben todos estos atributos y estén dispuestos a educar a los líderes del futuro.

María Zalbidea
Ponente del XV Congreso de Escuelas Católicas “#Magister. Educar para dar vida”