Queridas amigas, he recibido vuestras cartas y las he leído con atención y emoción:

Cuando recibí la invitación para hacer una ponencia coral con vosotras en el XV Congreso de Escuelas Católicas, no me lo pensé dos veces por la ilusión que me hacía, pero, sobre todo, porque la propuesta incluía la posibilidad de hacerlo con vosotras. ¡Qué suerte la mía! Tener la oportunidad de participar en un evento de estas dimensiones al lado de dos mujeres a las que quiero, admiro y respeto profundamente, en lo profesional y en lo personal.

Os confesaré que después de leer vuestras cartas me siento bastante inquieta, ya que empiezo a percibir el desafío que tenemos delante. Tampoco sé si sabré responder adecuadamente a la pregunta que nos lanzaba Mar: “y yo ¿cómo he llegado hasta aquí?”.

¡Qué sorpresas te reserva la vida! Me hago esta pregunta hoy, sentada frente al mar que me vió nacer. Un buen momento y un lugar perfecto para pararse y reflexionar. Siento que he vuelto al comienzo, al lugar dónde empezó este camino vital que, tras algunas volteretas, me hizo aterrizar, contra todo pronóstico, en el mundo educativo.

Y me siento feliz, tranquila. No puedo evitar el pensar en todas las personas que me han acompañado y me han hecho llegar a ser lo que soy. En este camino he encontrado a muchas con las que he podido aprender, crecer y ser mejor persona. Dos de ellas habéis sido vosotras, amigas. Me siento muy afortunada de haberos encontrado y ahora tenemos la suerte de afrontar este reto compartido y conversar en el Congreso sobre lo que entendemos por liderazgo.

Liderazgo entendido como servicio a los demás.
Liderazgo que ayuda a crecer, que acompaña, que impulsa, que arropa.
Liderazgo de personas, de grupos, de amigos, de familia.
Liderazgo que ama, confía y te da alas para volar más lejos.

¡Qué importante tomar conciencia de la importancia de los micro-liderazgos!: el liderazgo que se ejerce en la pareja, en la familia, en el grupo de amigos, y por supuesto el que se ejerce en tu aula, en la tutoría, en los claustros, en tu centro, en los grupos de trabajo, en los proyectos… incluso, como apuntaba Mar, en el liderazgo de uno mismo, el liderazgo personal.

Liderar para acompañar, para crecer, para crear.
Liderar para amar.

Muchas gracias a las dos, Mar y Carmen.
¡Nos vemos muy pronto!
Un abrazo,

 

Charo Fernández
@yalocin
Ponente del XV Congreso de EC “#Magister. Educar para dar vida”