Si me dicen ahora que diga cuáles son ahora mis “4 P” se me ocurrirían algunas como Pandemia, Peligro, Precaución o Parón. Pero no son esas las P más famosas. Seguro que en muchas ocasiones habléis oído hablar de las 4 P del marketing mix creadas en 1960 por E. Jerome McCarthy, un profesor de contabilidad. Esos conceptos originaron una de las primeras definiciones de Mercadotecnia (marketing) como el “proceso de planificación y ejecución del concepto precio, promoción y distribución de ideas, bienes y servicios para crear intercambios que satisfagan los objetivos del individuo y la organización”.

Las primeras 4 P
Así surgen las 4 P del marketing:

  • Producto. El elemento principal de cualquier campaña de marketing, el centro sobre el que gira todo. El concepto de producto es muy amplio ya que no solo se trata de un bien tangible, sino también cualquier tipo de servicio. En definitiva, todo aquello que se puede adquirir.
  • Precio. Se refiere, evidentemente, al valor del producto y es uno de los elementos del marketing porque fijar ese valor es una decisión difícil y determinante para la venta. ¿Qué se compra cuando se compra? A veces compramos el producto, pero en la mayoría de los casos compramos lo que representa y no su valor real. El precio puede ser, en un mercado como el nuestro, el elemento decisor y por eso es tan importante en cualquier estrategia de marketing.
  • Punto de venta (Distribución). ¿Dónde compramos ese producto o servicio? ¿Está cerca? ¿Es accesible?… Responder a estas preguntas es anticiparse a la decisión de compra. Hasta hace no tanto la distribución geográfica era determinante. Nada se puede pasar por alto si queremos llegar a nuestro destinatario.
  • Promoción. Se engloba en este punto la Publicidad y/o la Comunicación. Cualquier disciplina, herramienta o fórmula es válida para dar a conocer nuestra primera P.

El acceso a la tecnología y el desarrollo de Internet ha revolucionado estas 4 P. Ahora el punto de venta es nuestro teléfono, el precio no siempre decide y la promoción es más amplia a través de los medios y canales digitales. Nuevas estrategias y nuevas disciplinas han ampliado hasta el infinito las formas de promoción.

Las 4 C (y no es de coronavirus)
En 1990 las 4 P evolucionaron hacia las 4 C donde el centro ya no era el producto sino el consumidor o cliente. Un giro interesante y necesario. En la búsqueda del diálogo y de la satisfacción del cliente estas 4 C son:

  • Consumidor. El producto no tiene sentido ya sin pensar en el consumidor final, en el destinatario de mi servicio. No pensar en él y en sus necesidades y posibilidades de adquisición sería un Fracaso estrepitoso, con F mayúscula.
  • Coste. Sustituye al precio, pero con más matices. Como punto a tener en cuenta en la estrategia de marketing es “casi” lo mismo.
  • Conveniencia. Este aspecto supone también una evolución y sobre todo una adecuación a los nuevos tiempos. Es importante para el cliente adquirir el producto, pero también su experiencia, dónde le gustaría adquirirlo y dónde conviene que se adquiera ese producto. Los hábitos de compra cobran aquí una gran relevancia.
  • Comunicación. Un concepto más amplio que la Promoción. Ya no es solo importante dar a conocer el producto, es importante posicionarte de una manera adecuada y sobre todo tener en cuenta la extensísima variedad de canales y medios que existen para “hablar” de tu producto o “presentarlo” en sociedad. Personalizar esa comunicación pensando en la primera C nos ayudará a acertar.

Centrar el tiro en el destinatario final nos permite acercarnos a él de una manera que no contemplaban las 4 P iniciales, pero la evolución no queda aquí. Damos un paso más.

Las 4 E
Hace muy poco conocí las 4 E. Un nuevo giro de tuerca a las primeras 4 P. El ritmo actual, la compra por Internet, las redes sociales, las nuevas formas de comunicación… han demostrado que son determinantes aspectos como:

  • Experiencia y emoción. La experiencia es el centro ahora. Y también la emoción. En 2017 Escuelas Católicas organizó un Congreso de Comunicación al que llamó “Emociona”. Hubo quien no entendía la relación con la comunicación. Fue antes de ir a Oviedo. Después no había duda. La evolución de las 4 P nos da la razón. Ahora el marketing y la comunicación buscan constantemente la emoción, porque es esta emoción la que nos hace decidir, el mensaje que nos llega al corazón es el que nos gusta (no es casual que los “Me gusta” en redes sociales sean corazones). En tiempos de deshumanización la emoción manda. Una experiencia única y emocionante es el mejor valor para el “producto”.
  • Exchange (Intercambio). El precio sigue importando, claro, los recursos son los que son. Pero la oferta es tan amplia que pierde algo de peso en la decisión. Hablar de intercambio ahora es más conveniente. A veces el precio de los productos o servicios ya no es el dinero sino nuestro tiempo o en muchos casos, nuestros datos.
  • En cualquier lugar. El punto de venta es… cualquier lugar. La generalización de los teléfonos móviles ha popularizado la venta a través de páginas web o aplicaciones y servicios como Amazon hacen que mi punto de venta sea el lugar en el que me encuentro ahora.
  • Evangelización. Fidelización. Amor a la marca. Conseguir evangelizar y sobre todo evangelizadores es uno de los grandes objetivos del marketing actual. El inboundmarketing y los famosos influencers tienen cabida en esta última E cuyo objetivo es la atracción, que sea el destinatario, el cliente, o como queramos llamarlo, el que vaya a la marca.

Mis 4 P del marketing educativo
Y llega el momento de aterrizar esto. A menudo me encuentro con lecturas, ponencias o vídeos que tratan de traducir estas P, C o E al ámbito educativo. Al fin y al cabo, las familias, los alumnos son esos clientes o consumidores de un servicio o producto que no es otro que la educación de nuestros hijos en un espacio como es el centro y por un precio que… En fin.

Esto no funciona así, no se puede pasar un traductor para aterrizar esto a los colegios. No estaríamos en el camino correcto…

Para mí, las 4 P del marketing educativo se resumen en una sola: las Personas. Pero podemos desarrollarlo un poco más: Profesores, Padres, PAS y Pupilos (que no se diga que el castellano no es un idioma rico en sinónimos). Ese es el único centro de toda estrategia de marketing o comunicación en educación. Por supuesto que es importante la experiencia y la emoción, el lugar en el que se desarrolla la educación, la promoción y comunicación de los servicios del colegio o su ideario, claro que sí. Pero sin perder el foco en las personas.

La crisis del coronavirus que estamos viviendo nos ha hecho darnos cuenta de lo que realmente tiene sentido, lo que hace que siga latiendo nuestro corazón. Ese sentido son las personas. Por eso estos días, los colegios de Escuelas Católicas han sido colegios cercanos, preocupados, implicados, colaboradores, creativos, solidarios… Todo con un único objetivo: el cuidado de las personas que forman su comunidad educativa. No hay mejor marketing que el que sale del corazón. No lo dudes.

Alberto Mayoral
@albertomayoral (desde casa)