Alegría, vergüenza, sorpresa, miedo, amor, envidia… emociones todas ellas que conocemos pero que no dejan de tener su complejidad. Cuando comencé las clases de danza pensaba que llegaría y me pondría a bailar. ¡Nada más lejos! El primer ejercicio fue situarnos frente al espejo. La profesora decía una emoción y las alumnas teníamos que expresarla e identificarla en las compañeras. ¡Difícil ejercicio!, pero muy necesario en la danza y… en la vida. Haced la prueba con vuestros alumnos en clase o esta noche en la cena con vuestros hijos, cuanto menos os sorprenderá lo que son capaces de transmitir y percibir.

Precisamente, el primer paso para conseguir personas inteligentes emocionalmente es saber identificar las emociones y, saber expresarlas, el siguiente paso. Por ello, en los colegios resulta necesario ofrecer momentos de reflexión para que los alumnos expresen cómo se sienten y el porqué. Un equilibrio emocional y una salud adecuada de los alumnos es fundamental para que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea exitoso, y de ahí la importancia de la educación emocional. No obstante, como asegura el profesor Rafael Bisquerra “más del 90% de los y las docentes no han recibido nunca formación en educación emocional de forma sistemática, fundamentada en las investigaciones científicas y suficiente en cantidad (tiempo) y calidad». 

La llegada de la pandemia a nuestras vidas ha traído además del virus, estrés y ansiedad en casi toda la población, pero muy especialmente entre los docentes, los alumnos y sus familias, tal y como asegura la UNESCO en su informe “Promoción del bienestar socioemocional de los niños y los jóvenes durante las crisis (2020)”. 

Para los colegios católicos el cuidado emocional de sus comunidades educativas forma parte de su identidad y preocupa especialmente en este momento el aumento de casos de ansiedad, duelo, violencia, incluso de suicidios. Un indicativo de que todavía tenemos un camino importante que recorrer. 

Por ello es fundamental que sigamos reflexionando juntos sobre cómo educar las competencias sociales y emocionales que contribuyen a la mejora de las relaciones interpersonales, y al bienestar personal y social de todos los integrantes de la comunidad educativa. Para responder a este reto la XIX Jornada de Orientadores de Escuelas Católicas, que se celebrará el 12 de noviembre de forma virtual, profundizará en la importancia de educar y orientar en el cuidado emocional, y trabajará con las personas que participen las competencias y actitudes que van a necesitar los alumnos en su vida personal y profesional y que les ayudarán a conocerse, convivir, y adquirir hábitos y cualidades para tejer la base de su “proyecto de vida”.

Se abordarán, también, diversos aspectos del mismo tema para educar de todo corazón, educar con las otras TIC (Ternura, Emoción y Cariño), dar claves para la agilidad emocional, y proponer herramientas para un programa renovado de convivencia en un centro. 

El broche de oro a esta jornada lo pone el último número de la  revista Educadores. Se trata de un monográfico dedicado al bienestar emocional en el que escriben algunos ponentes de la jornada, así como otros autores de prestigio que profundizan en todo lo que conlleva educar para el bienestar en la escuela. Convivir con nosotros mismos y con los demás se convierte en uno de los pilares esenciales de la educación, que debe nutrir de experiencias que ayuden a tomar conciencia de la esencial interdependencia entre los seres humanos, y a descubrir la diferencia y la riqueza de los demás. Tal y como subrayan estos expertos, la escuela es un marco privilegiado para adquirir el sentido de la vida y asimilar los valores que humanizan, con libertad y autonomía, así como para ser espacios de acogida donde se potencien los sueños y los proyectos de vida de todos sus alumnos. Donde “nos cuidamos los unos a los otros, empezando por los últimos, por aquellos más afectados…”, según palabras del papa Francisco.

Con la participación en esta nueva edición de la jornada de orientadores y con la lectura del monográfico de Educadores, desde Escuelas Católicas os queremos invitar a hacer vida todas estas ideas porque necesitamos ser escuelas de testimonio que eduquen para hacer un mundo más justo, fraterno y feliz para todos y cada uno.

Eva Díaz / Irene Arrimadas
@evadiazfer / @iarrimadas