(15:30 horas, restaurante asiático, conversación entre amigos). Una charla distendida, en un Hot Pot cerca de Gran Vía, va subiendo de temperatura y estamos compartiendo comida china alrededor de un caldero caliente donde ir echando diversos tipos de carne y verdura, que se cocina delante de nosotros.

Nuestra alegría se debe a que es una comida de reencuentro, varias amistades, con y sin pareja, con y sin niños, estamos juntos tras meses sin vernos, y con muchos recuerdos pasados en diferentes lugares. Para algunos priman las aventuras en Londres, para otras las de Australia, para otros las de Cabo Verde, para otras las de la boda de esa compañera del trabajo, y así se van sucediendo historietas cómicas, malentendidos con finales inesperados y bromas varias sobre nuestros primeros años de madurez y descubrimiento del mundo, en todos sus términos, trabajos, amores, deportes, recuerdos compartidos y así, de un tema a otro te vas dando cuenta de que estamos en una mesa plurilingüe, donde Ana viene con su marido médico, que no es british es “kiwi”, por que nació en New Zeland, y Mónica tiene un exnovio japo, que era un apasionado de la vida mediterránea aunque le conocimos hablando como los americanos, oh yeah.

En ese momento, me planteo: ¿por qué tenemos estos amigos?, ¿a qué se debe que hayamos viajado por el mundo?, ¿por qué quiero inculcar a mi hijo una vida internacional y multicultural? 

A la vez, me surgen recuerdos de cuanto de mi vida actual y mis pasiones se deben a una familia que buscó dar a sus hijos mucha educación y pocos caprichos, a la visión de mi madre, que como profesora en los años 80 decidió enviarme a Inglaterra, cuando muy poca gente lo hacía, y allí pasé por Bognor Regis, Bexhill, Paington durante varios veranos consecutivos. En mi cabeza todo empezó cuando tenía 11 años, o no, o empezó antes porque iba a clases extraescolares de inglés con 5 años, quién sabe.

Tanto la vida personal, como la profesional, de todos los comensales ha estado relacionada con las pasiones y oportunidades que nos hemos encontrado, cada uno ha pasado un tiempo fuera de su país, a veces en reuniones, a veces en años académicos o laborales, a veces por sus parejas, por un “postdoc”, a veces por vacaciones que acabaron en algo más, y todos somos conscientes de que seguramente nos llevamos tan bien por ese motivo.

Durante la conversación surge un nuevo y exótico destino, quién sabe cuándo lo haremos juntos, parece que en 2024 o 2025, y en ese momento me doy cuenta que durante este 2024 en mi trabajo vamos a ofrecer miles de plazas on-line gratuitas para formarse, muchas de ellas en inglés, en los niveles A2 y B2, y de cómo puede cambiarte la vida ser independiente en una lengua extranjera.

Los centros educativos están haciendo grandes esfuerzos para fomentar la capacitación en idiomas de sus docentes, con el objetivo de ofertar una formación plurilingüe. De igual manera, numerosos docentes están invirtiendo tiempo y dedicación para formarse en idiomas, es por eso que esta oportunidad puede unir ambos intereses.

Si eres titular de uno o varios centros, o gestionas la formación de tus compañeros docentes y quieres cambiarles un poco la vida, anímate a apuntar a un grupo de docentes escribiendo un email a cursosonlineec@escuelascatolicas.es y te ampliaremos la información para inscribiros gratuitamente.

En el marco del Día Internacional de la Educación, declarado por la ONU y celebrado cada 24 de enero, hemos de potenciar la educación de calidad, inclusiva y equitativa, promoviendo el dominio de diversas lenguas para fomentar el conocimiento, la comunicación y la cooperación entre todas las sociedades y pueblos que habitan en el planeta.

Jacobo Lería Hernández
Responsable Proyecto Célula Europa