Muchas veces las ideas más originales surgen como locuras que nadie se atreve a poner en marcha, incluso en el mundo de la música clásica. La pócima secreta es relativamente fácil: ser creativos, pensar de forma diferente y lanzarse.

Como directora de orquesta se me planteó hace unos años el gran reto de montar un concierto en el que los juguetes tuvieran un papel protagonista, pero… ¿cómo?

Siempre he sido defensora a ultranza del acercamiento al mundo de la música a niños y jóvenes y que las familias estén implicadas en ello. Padres, madres, abuelos o tíos comprometidos en la formación de los más pequeños, compartiendo tiempo de calidad y actividades conjuntas en las que todos aprenden y todos disfrutan.

Volviendo a ese reto la primera reacción fue lanzar ideas muy “clásicas”: decorar el escenario, repertorio que tuviera que ver con juguetes… Todo interesante, pero debíamos dar un paso más. En estos momentos es cuando debe aflorar en los adultos esa mirada abierta y creativa que tienen los niños de forma natural.

Así que nos pusimos en la piel de un niño para pensar y descubrir tal como lo hacen ellos. ¡Eureka! Los juguetes se convertirían en instrumentos musicales. ¿Por qué no? Muchas razones para decir no: porque sería un trabajo dificilísimo, porque es casi imposible hacer música con juguetes, porque “¿cómo va a tocar una orquesta profesional con juguetes?”. Y una razón más que suficiente para decir sí: los niños deben tener acceso a conciertos desde bien pequeños, en un entorno como el Auditorio Nacional y además compartir con sus familias esa experiencia de escuchar música sinfónica en vivo viendo a una gran orquesta y un gran coro.

Así comenzó Música y Juguetes, un concierto divertido, entretenido, sorprendente, al que toda la familia puede asistir, perdiendo el miedo (que no el respeto) a asistir a conciertos con niños desde 3 años.

El primer paso fue investigar qué juguetes eran susceptibles de sonar y qué afinación eran capaces de producir. Tengo que aclarar que incluso un simple golpe también se puede afinar.

Visitamos varias tiendas probando como niños cualquier cosa: cocinitas, dinosaurios, triciclos, juguetes de madera, zapatillas, pelotas, artilugios de bebés…. Un verdadero espectáculo observar a varios adultos rescatando la creatividad que desaparece según vamos creciendo, simplemente porque no la seguimos desarrollando. Desde la primera edición hace ya 10 años, han sido muchas las piezas orquestadas y adaptadas: obras clásicas interpretadas con juguetes, canciones de dibujos animados, de películas. Incluso no podíamos olvidar canciones para padres y abuelos de hace 30 o 40 años y que provocan sonrisas al escucharlas.

En algún momento del concierto, los violines cambian sus instrumentos por pistolas láser, los violonchelos por guitarras de juguetes, los trompetas por bocinas, el coro cambia sus partituras por camiones o hipopótamos “sonoros”… Y curiosísimas y divertidas las indicaciones en las partituras: corcheas en pistolas láserpelota contra el timbal, campanas girando, golpear con el hula-hoop en el suelo


En definitiva, un concierto donde costaría mucho decidir si los que más se divierten son los asistentes del público o los músicos de la Orquesta Metropolitana y del Coro Talía.

Se acerca Música y Juguetes 2022 con mucha música, muchos juguetes, con mascarillas y pantallas protectoras. También con mucha ilusión de poder escuchar música en directo e infinitas ganas de ver los ojos brillantes de niños y adultos cuando unos y otros sienten la emoción de compartir momentos y experiencias únicas.

Silvia Sanz Torre
Directora de orquesta y fundadora del Grupo Concertante Talía

 

Música y Juguetes 2022

22 de enero a las 11:30 h

Auditorio Nacional de Música de Madrid

Los colegios y familias de Escuelas Católicas podrán disfrutar de un descuento del 10% enviando un correo a reservas@grupotalia.org indicando el número de entradas de adultos y de menores y zona en la que quiere las entradas (de esa zona, la organización adjudicará las mejores que queden en ese momento), junto con el código de descuento: Escuelas Católicas.