Una de las consecuencias de la “teledocencia paternal” o como queramos llamarla, ha sido volver a encontrarme con la música, con las canciones de la flauta (que tan mal se me daba), con los pentagramas, las notas musicales y las claves de sol. Las he repetido tantas veces que a veces pienso que cuando salga voy a parecer María en Sonrisas y lágrimas corriendo por el parque de mi barrio.

Muchas son las melodías que llenan estos días mi cabeza y desde luego muchas las letras que reflejan nuestros pensamientos, sentimientos y emociones. Somos seres sociales, acostumbrados a salir, a saludar, a abrazar, a besar… y de repente nos lo han prohibido todo: salir, abrazar, besar. Quédate en casa, nos dicen. Pero aquí somos como aves en jaulas, con tantas ganas de volar que olvidamos que en este remanso también se ve la vida pasar. Ahora toca atesorar. Por eso me he propuesto guardar en un tarrito todos los abrazos y los besos que no he podido dar. Se acumulan para luego los besos que no se dieron. No los perderemos nunca.

Ahora, en mi casa
Ahora es tiempo de pensar y ser pacientes. De confiar más en la gente, de ayudar a los demás. Ahora nos hemos dado cuenta de que nuestro comportamiento, nuestro cuidado, nuestra responsabilidad, afecta a los demás como nunca antes habíamos planteado.

Ahora el amor a nuestros seres más queridos se demuestra con la distancia.

Ahora no es tan fácil tener rutinas, hemos perdido muchas de ellas. Por eso, como dijo mi hija, “nuestra mejor rutina es salir a aplaudir al balcón”. Aprendemos, todos los días una lección, de reconocimiento, de solidaridad. Quédate con quien te mire como yo miro a mis vecinos cuando salen al balcón. A esos nuevos vecinos a los que casi no conocíamos. A ese pequeño que ha tenido que celebrar su cumpleaños en casa, a esa mujer que siempre vemos desde la ventana mirando el televisor pero que a las 20:00 se pone la bata y sale a aplaudir. A esos abuelos que salen juntos a aplaudir, siempre, y que al acabar los aplausos se besan. A menudo me emociono, me dan ganas de llorar al vernos desde lejos tan unidos, empujando al mismo sitio. “Solo queda un poco más”, nos decimos desde los balcones. Es cosa de unos días que volvamos a encontrarnos con la voluntad de abrazarnos. Este parón nos recuerda que el valor de las personas es mayor cuando se suma.

Ahora reconocemos la labor de los sanitarios. Tenemos que cuidar de ellos mientras ellos cuidan a los pacientes. Hay que cuidar a ese puñado de valientes que hoy tampoco dormirá. Llevo muchos días aplaudiéndote, por eso, “cuando salga, sonreiré, le daré las gracias a quién me cuide”. Ya nadie se atreverá a burlar lo importante. La calidad de la sanidad y de todos los sectores que nos han ayudado a quedarnos en casa será intocable.

Ahora es tiempo de parar a respirar. Yo resistiré en casa, para seguir viviendo. Y aunque los vientos fuera soplen fuerte, yo soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie, derecho, pensando en todo lo que ha quedado pendiente para después…

Después, cuando esto acabe
Después iré corriendo a buscarte. Te diré con los ojos lo mucho que te echo de menos, te pediré perdón por las veces que te descuidé. Será entonces cuando se quemen las jaulas y vuelva a levantarse el telón. Recuerda siempre esta lección y éste será un mundo mejor.
Después, cuando todo esto pase, habremos hecho un puente, que unirá mi puerta al empezar la primavera y la tuya que el verano me traerá. Volveremos a juntarnos, volveremos a brindar, volveremos a tomarnos el café que queda pendiente en nuestro bar. Romperemos ese metro de distancia entre tú y yo y ya no habrá una pantalla entre los dos.

Música y solidaridad
Y todo esto no lo digo yo, como habréis adivinado, lo dice el Dúo Dinámico, Lucía Gil, Rozalen y un montón de compositores y cantantes, que, en su casa, han sabido, una vez más, compartir sus dones y su generosidad uniendo su talento a una causa solidaria. Estas son, entre otras muchas, las canciones que nos están acompañando durante este encierro, poniendo música y palabras a sentimientos nuevos. Yo las he “cogido prestadas” y con ellas he escrito esta publicación, así que ahora te reto a que las escuches y las encuentres en los párrafos anteriores y además contribuirás a que la labor de Cáritas y Entreculturas haga un poco más fácil el sufrimiento de muchas familias a causa del COVID-19.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Recordaremos muchos momentos a través de la banda sonora de estos días, quizá estas canciones o la que se escuchaba de fondo mientras aplaudíamos en el balcón, quizá los cumpleaños felices que cantamos por videoconferencia, el Hosanna de la Vigilia Pascual de Facebook… Lo importante es que lo recordemos en clave de Sol, porque además de privarnos del calor de los seres queridos, también a veces nos ha faltado Luz, la que veremos en los ojos de aquellos que tanto hemos echado de menos cuando podamos, por fin, abrazarlos.

Alberto Mayoral
@albertomayoral (desde mi casa)