Cuando comenzó el Proyecto +Cerca muchos pensaban que era una idea un tanto utópica. Reconozco que yo también tenía mis dudas. Visitar nada más y nada menos que a todas las entidades titulares de Escuelas Católicas en un plazo estimado de dos cursos. Y como acción complementaria a todas las habituales de la organización, incluyendo el acompañamiento y asesoramiento en todos los cambios derivados de la LOMLOE, reforma laboral, planes de igualdad, cumplimiento normativo (Compliance), etc.

Y la verdad es que no es fácil encajar viajes y visitas a todas las titularidades, en un calendario al que le faltan horas libres disponibles, entre reuniones, videoconferencias, entrevistas, llamadas y correos.

Sin embargo, mi impresión después de unos meses de visitas es que el Proyecto +Cerca nos está sirviendo para conocernos. Pensaréis que esto era innecesario, pues quién no conoce a Escuelas Católicas. O quién no ha oído, incluso tenido contacto, con las entidades titulares de los colegios a los que servimos desde 1957 (año de fundación de FERE). La verdad es que podíamos conocer la realidad de hace unos años, conocer a los responsables que estaban al frente de las instituciones hace un tiempo. Pero, realmente, esa realidad ya pasó, es fruto de la memoria. Y era necesario retomar el contacto personal, cara a cara, con mascarilla o sin ella, dependiendo de las circunstancias sanitarias. 

Era necesario intercambiar información y sentimientos, ser conscientes de las debilidades y, por supuesto, de nuestras grandes fortalezas visibles en 2022. Y sobre todo, sentirnos unidos, acompañados, juntos, en un momento social, político y económico poco favorable para el desarrollo de nuestros Proyectos Educativos basados en el Evangelio.

Debo señalar que en todas las visitas que yo he realizado, me he sentido acogido, recibiendo muestras de agradecimiento y de respeto mutuo. Y con una nota común a todos los encuentros: he percibido una gran sinceridad en el diálogo, con una necesaria crítica constructiva sobre las amenazas y debilidades de Escuelas Católicas y de la propia institución titular. Y, por encima de todo, una sinceridad tangible respecto a la ilusión con la que se está trabajando para reorganizar y coordinar la toma de decisiones estratégicas dentro de dichas instituciones. 

Los pasos dados por las entidades titulares están siendo valientes y nada fáciles. No es lo mismo expandirse que replegarse. Pero hay que poner alma y corazón en tiempos de expansión y crecimiento, igual que en tiempos de fusión y reorganización interna. 

Evidentemente, también hay situaciones muy complejas que afectan principalmente a las entidades de menor tamaño. Personalmente, todavía no he sido invitado a celebrar reuniones con ellas, pero estoy seguro que lo haré en breve. Y en estos casos tenemos que ser muy realistas y honestos, buscando la mejor fórmula que pueda garantizar el futuro de aquellos centros que reúnan o puedan reunir unas mínimas condiciones de sostenibilidad a medio plazo. No podemos perder ni un minuto en tomar medidas adecuadas, mirando para otro lado a la espera de que los problemas se solucionen solos.

Y en ese punto, será necesaria, con plena seguridad, la colaboración interinstitucional. Porque lo que está en juego es el futuro de la escuela católica, con todo lo que implica: garantía de pluralidad y libertad educativa, posibilidad de elección para las familias y un instrumento vital para hacer llegar la Buena Noticia a las generaciones más recientes y frágiles.

Afortunadamente, no estamos solos en esta compleja misión. Contamos con la ayuda de un Padre Bueno que consuela nuestra desazón y alivia nuestro cansancio, con eterna compasión.

Luis Centeno Caballero
Secretario General Adjunto EC
@lcentenoc