Había una vez un colectivo enorme de gente que cuando escuchaba la palabra fiesta o sabía que había días de puente preparaba las maletas y realizaba viajes, cargando los depósitos de gasolina para desplazarse con rapidez a sus pueblos y encontrarse con la familia. Lo hacían todo por el encuentro.

Había una vez un grupo que se marchaba bien lejos de su rutina para poder encontrarse con amigos en lugares especiales y así cargarse de la energía necesaria que les mantuviera alegres y constantes para llegar con ánimo y buen talante al siguiente puente o festividad. Lo hacían todo por el descanso.

Empujados por una gran inercia y como si de interruptor se tratara, se movían de forma acelerada huyendo de estados de alarma y toques de queda buscando colores azules y verdes. Lo hacían todo por la desconexión.

Pero hubo también una vez un grupo que supo reconocer en lo más gris, después de numerosos desplazamientos, éxodos, guerras, plagas, invasiones y calamidades, que lo que les había ocurrido podían leerlo e interpretarlo todo por la fe.

La fe es el fundamento de lo que se espera y la prueba de lo que no se ve (Hb 11, 1). Es un reto vivir la vida en clave creyente porque implica poner luz larga a lo que vivimos y permanecer en las noches de niebla espesa, protocolos estrictos y rutinas monótonas.

Por la fe, aprendemos a saborear y a celebrar las cosas con otros ojos. Nos da la capacidad de poder integrar y dar sentido pleno al encuentro, al descanso y a la necesidad de desconectar para conectar desde Él, más allá de las maletas y los pueblos.

Por la fe, nuestra tarea puede llegar a convertirse en misión y envío, y los compañeros forman parte de una auténtica comunidad que trabaja para generar esperanza. Sabemos que ha habido gente que ha sabido hacerlo y que nos rodea una nube de testigos (Hb 12, 1) a los que se nos invita recordar y agradecer su presencia en nuestra historia.

Ahora que se aproxima la Festividad de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, es tiempo de hacer fiesta mirando de manera agradecida y, por la fe, la vida de tantas personas que han transparentado la imagen de Jesús en sus vidas y acciones. Algunos han sido reconocidos con el título oficial como los fundadores y fundadoras de nuestros centros e instituciones; otros han dicho sí en el anonimato más invisible, aquel que no sale en los periódicos ni redes sociales.

Por la fe, se nos invita a no pasar de largo, a acoger el dolor, la tristeza, el vacío pero también a contemplar cada una de sus historias porque encontramos agradecimiento, fuerza, vida y aprendizaje para las nuestras.

Es tiempo también de poder agradecer, por la fe, esa nube de testigos que nos han precedido más recientemente en este tiempo de pandemia tan doloroso. Aún no hemos sido capaces de balbucear un adiós y la despedida ha sido fría porque no había grupo que nos arropara.

Desde el Departamento de Pastoral os ofrecemos una serie de recursos, propuestas y materiales que nos pueden ayudar a celebrar estos días. Encontrareis tres momentos con diferentes ideas para vivir y preparar la festividad de Todos los Santos y cinco celebraciones (Ante la pérdida, Carta de despedida, Mensaje de vida, Que tu vida cuente y Sigamos viviendo) para poder vivir el duelo o despedida, junto con otras propuestas para todos los difuntos.

Esperemos que ayuden en cada uno de vuestros espacios y sean fuente de inspiración para las comunidades educativas.

Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas