La Navidad es una fiesta de fe, aunque no siempre tenga el deseado contenido religioso de nuestra tradición cristiana. Desde aquella primera Navidad en la que un Dios reveló la infinita omnipotencia de su amor en la fragilidad de un niño, en estas fiestas cobra sentido cada gesto que construye el mejor de los mundos posible.

Durante estas fiestas los gestos de amor se multiplican, desde el kilo de lentejas que la familia más pobre comparte en la campaña que se realiza en su colegio, pasando por los voluntarios que preparan y comparten la cena de Navidad en un comedor de transeúntes, hasta tantos que viven estos días lejos del hogar entregando sus vidas en proyectos de desarrollo en el extranjero. Juntos hacen realidad el plan de salvación de Dios, el Reino de los Cielos prometido para los misericordiosos y que sin duda comienza aquí en la Tierra, porque ¿no dijo Jesús es el Evangelio que el Reino de los Cielos es de aquel que visita al enfermo o al que está en la cárcel, viste al desnudo, da de beber al sediento o de comer al hambriento? (Cf. Mateo 25, 35-45).

Lo contrario al amor no es la maldad, es el egoísmo. El mal es el resultado de las acciones surgidas de un corazón egoísta que solo piensa en su interés y, en el mejor de los casos, el de la gente más cercana; es lo que provoca las guerras, la corrupción, las noticias falsas… todo aquello que destruye países, los grupos humanos y la misma persona.

La dinámica contraria es la del “Sí” que consiente al amor existir en el corazón, y se traduce en acciones de cuidado de nuestra casa común. Escuelas Católicas felicita las navidades de este año poniendo su atención en el “Sí” de María, la que consintió que Dios acampase en nuestra tierra y nos revelase con palabras y gestos humanos, cómo vivir en esa dinámica de amor partido y compartido.

«He aquí que una joven está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» Isaías 7, 14

“El sí de María ha abierto el camino de Dios entre nosotros” Francisco, 8.12.2016.

A todos os deseamos una feliz Navidad.

Mercedes Méndez
@memesira