Tras cinco años de servicio en el Gobierno general como Prefecto de Apostolado volvía a mi provincia de Santiago. Cinco años en los que mi mente y mi corazón se abrieron más que nunca a una universalidad. Volvía con muchas experiencias dentro, hechas de comunidades cristianas situadas en las ciudades y en lugares escondidos; de grandes colegios y de multitud de pequeñas escuelas diseminadas por los lugares donde los Misioneros Claretianos estamos prestando servicio. Me preguntaba dónde ser más útil; el área de educación fue la orientación recibida.

Pero… ¿qué había cambiado en los colegios durante este tiempo? El excelente programa “Profesores en Acción” me dijo mucho sobre la innovación educativa, pero ¿qué decir de la Pastoral Educativa? Busqué y encontré una iniciativa de Escuelas Católicas, La Salle y Trilema llamada “Máster en Pastoral de Centros educativos”.

El curso 2016-2017 éramos 25 laicos y religiosos trabajando en el área de la pastoral educativa de distintas instituciones. La Salle y Trilema eran los grupos más numerosos, pero más de la mitad procedíamos de otras instituciones: Hijas de la Caridad, Escolapios, Claretianos y Claretianas… Poco a poco fuimos creando un grupo de aprendizaje muy interactivo y familiar. Cada módulo tenía una parte importante de reflexión teórica y otra, algo más breve, de orientaciones más pedagógicas sobre cómo implementarlo. Los contenidos buscaban poner la base filosófica, bíblica y teológica de lo que tiene que ser una Pastoral educativa con sentido y horizontes adecuados.

Algunas conclusiones sobre la experiencia

Hablar de que la “misión” y la “visión” de los centros educativos ha de ser compartida por todos los en ellos implicados, es una obviedad; pero es una obviedad también para todas las empresas, sean del primer, segundo o tercer sector. Es también una obviedad que, dentro de cada comunidad educativa, ha de haber un grupo que comparta la Misión con mayúscula, es decir, la misión carismática. En el núcleo de este grupo están los responsables de la Pastoral educativa. Cada una de nuestras congregaciones está haciendo un gran esfuerzo para formar en los “rasgos carismáticos” propios; pero, la formación y preparación que necesitan no es sólo ésta. Aquellos que trabajan en Pastoral educativa necesitan y reclaman una formación teológica, bíblica y de reflexión sobre el sentido de la vida, para desarrollar su misión con más seguridad y competencia. Es ahí donde iniciativas como la del Máster en Pastoral Educativa cobran una importancia vital.

Estamos hablando de una iniciativa nacida de Escuelas Católicas, de Trilema y de La Salle, tres instituciones que hablan claramente de servicio y de apertura a la intercongregacionalidad. Uno de los pilares de Escuelas Católicas es saber que el trabajo conjunto nos da fuerza y nos enriquece. Hoy, el Espíritu nos pide dar testimonio de colaboración pero, sobre todo, nos grita que tenemos que aprender los unos de los otros. El máster es un signo más de lo que podemos aprender y lograr uniendo fuerzas. Los alumnos del máster aprendimos mucho de Pastoral Educativa pero, quizá, lo que nunca se borre sea la experiencia de aprender juntos; unas instituciones de otras.

Preparar así a los responsables de la Pastoral educativa de nuestros centros, ha de ser una tarea que debe promover con decisión Escuelas Católicas, quizá incluso pensando también en la formación de Directivos. Nos jugamos la identidad de nuestra escuela. Enhorabuena a EC, La Salle y Trilema por la iniciativa.

Miguel Ángel Velasco

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