A estas alturas de la historia, es evidente que no voy a esconderme. Ni puedo, ni quiero. He dicho por activa y por pasiva, a todo el que ha querido escucharme, y aún al que no, que la LOMLOE me parece la peor ley educativa de la democracia. Y eso que, de esas, llevamos ya unas cuantas.

Pero no me mueve a decirlo ningún encono oculto, ni ninguna polarización política (porque las leyes anteriores también tenían lo suyo), ni soy un ciudadano iracundo, de los que viven en, y de la, indignación, ni tampoco pretendo basarme en sensaciones y emociones, como los que piensan que la verdad está en lo que te dicen las tripas y no la cabeza (y con ello deja de ser verdad, para convertirse en posverdad)… No. La rechazo, sobre todo y frente al que haga falta, porque es intolerable tener una octava ley educativa en democracia con las mismas carencias, sino más, que las anteriores. Y la fundamental, es la ausencia de pacto y acuerdo. Y aún digo más, la absoluta falta de interés en obtenerlo, porque se puede fallar en el resultado, pero nunca en el intento. Preferiría mil veces una ley con instrumentos y opciones equivocadas, pero acordada y consensuada con la comunidad educativa y los grupos políticos con representación parlamentaria, que la doten al menos de estabilidad, que no una ley acertada en el contenido, pero sin diálogo. Pues bien, la LOMLOE, ni lo uno, ni lo otro.

Una de las razones para su urgencia, además de la consabida de que la nefanda LOMCE debía ser defenestrada de forma inmediata, porque había salido sin consenso (y, por eso, se la ha sustituido con la ley educativa que ha obtenido el menor respaldo de todas en la Cámara de los Diputados), era la necesidad de afrontar el fracaso escolar y el abandono escolar temprano.

Sobre el fracaso escolar la solución no ha sido encararlo y superarlo, sino (¡menuda sorpresa!) ocultarlo. Como si la suciedad escondida debajo de la alfombra no siguiera existiendo y no estuviera la certeza de que no hay alfombras infinitas y acabará ensuciándolo todo al salir por una u otra esquina. Cuando no se alcanzan los objetivos solo hay dos opciones: esforzarse por alcanzarlos o rebajar los mismos. Promocionar y aprobar con suspensos más que abaratar los objetivos, es directamente mandarlos a la papelera.

Y con el abandono escolar temprano, pues ahora resulta que baja, y en 2021 nos situamos en el 13,3%, con la mayor bajada histórica en un año (casi 3 puntos) y con la menor distancia de Europa, que está en el 9,7 %. Así que va a resultar que (¡vaya por Dios!) esto tampoco justificaba la urgencia.

En verdad, hay que decir que esto del dato del abandono escolar temprano no es que sea la panacea. Pero claro, cuando lo has usado como excusa para justificar lo injustificable… Lo cierto es que el abandono escolar temprano, pese a lo que pueda sugerir el nombre, en realidad se refiere al porcentaje de jóvenes de entre 18 y 24 años que dejan el sistema educativo sin ir más allá de la ESO, es decir, sin obtener un título de Bachillerato o FP. Es evidente que el fracaso escolar le afecta, pero también lo deslumbrante que sea la oferta de FP que se les haga, o las posibilidades de puestos de trabajos de baja cualificación que existan en el mercado en cada momento.

También es cierto que el descenso de este abandono escolar se viene produciendo ininterrumpidamente desde el 2008, aunque nunca la bajada ha sido tan pronunciada ni hemos estado tan cerca de Europa, pero seguimos siendo de los peores del continente en este ítem y las diferencias entre comunidades autónomas van del 17,7 % de Andalucía al 4,8 % del País Vasco, y aun así, también es verdad que, no solo cabe contemplar la foto “finish”, sino ver de dónde se venía.

En fin, que el dato es muy bueno, aunque tampoco para redoblar campanas, pero claro, cuando se ha usado precisamente eso como excusa para modificar con urgencia una ley y resulta que hemos mejorado tanto… pues se queda en evidencia, y uno empieza a perder la cuenta de las veces que ya se ha quedado así.

Esta LOMLOE no hay por donde cogerla.

Jesús Muñoz de Priego Alvear
Abogado. Especialista en Derecho Educativo
Coordinador enLibertad, iniciativa para la Libertad de Enseñanza
@JMunozdePriego