El mismo Espíritu Santo que movió a los apóstoles a abrir las ventanas y anunciar la Buena Noticia de la salvación el día de Pentecostés (cf. Hechos de los Apóstoles 2,1–47). Aquel mismo Espíritu que impulsó desde dentro de cada cristiano a proclamar el Evangelio “hasta el infinito y más allá”. Ese mismo Espíritu santificador […]

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