Me gustaría comenzar este artículo recordando el mensaje del papa Francisco con motivo del congreso “La Iglesia en la educación, presencia y compromiso”, celebrado en Madrid, en febrero de 2024:
“La misión educativa de la Iglesia permanece a lo largo de los siglos. Entonces y ahora nos impulsa una misma gran esperanza que brota del Evangelio, con la que miramos a todos, empezando por los más pequeños y vulnerables. La educación es, ante todo, un acto de esperanza en quien tenemos delante, en el horizonte de su vida, de sus posibilidades de cambio y de contribución a la renovación de la sociedad. Todos tienen derecho a la educación, nadie debe ser excluido”.
En este año jubilar, cuyo lema es “Peregrinos de Esperanza”, quería recordar estas palabras del Santo Padre donde vinculaba la educación y la esperanza. Esa esperanza que nace del Evangelio es la gran fuerza que tiene la escuela católica. Una vocación por enseñar que existe desde el S. IX, queriendo transmitir sabiduría, trabajando lo que hoy llamamos el pensamiento crítico, educando personas de manera integral… y todo, con esa vocación universal que tiene la Iglesia Católica, llegando a todos los rincones del mundo, ofreciendo una educación diferencial que, más que nunca, tiene sentido.
Son muchos los desafíos que tenemos en el 2025 como humanidad y como Iglesia: la secularización en Europa parece avanzar rápido, en España vivimos un señalamiento a la educación religiosa concertada, país donde el hecho religioso se ha politizado. En occidente parece imperar el individualismo y el interés particular por encima del bien común. Nos encontramos con generaciones de jóvenes con una fuerte dependencia de la pantalla digital, encadenados a la cultura de la inmediatez, desbordados para poder gestionar la frustración y el fracaso, graves problemas de salud mental… Son tiempos donde el pensamiento crítico, el aprendizaje y el rigor de los estudios parecen relegados a un segundo plano en las aulas en favor de otras dinámicas, quizás modas… Y entonces, ¿qué debemos pedir a la escuela católica? ¿Por qué es más necesaria que nunca?
Podríamos hablar de la importancia de la educación personalizada, de las tutorías, del perfil de salida, de situaciones de aprendizaje, de la EvAU… pero hoy, en este Día Mundial de la Escuela Católica donde se nos invita a vivir bajo el lema “Juntos somos + esperanza”, donde se nos recuerda que la misión de Jesús sigue viva en cada aula, en cada maestro y en cada estudiante que transforma la sociedad desde el Evangelio, permitidme que me centre en esto mismo: el Evangelio. Jesús nos ofrece un camino de vida con sentido, desde la libertad, con amor, y con la mirada puesta en el prójimo. Somos para los demás.
“¿Para quién soy yo? ¿Qué hago aquí?”, cantan los jóvenes de Hakuna en una canción que compusieron con motivo de las Jornadas de Vocaciones en 2021. Y yo me pregunto si quizás, el gran reto de la escuela católica hoy debería ser el ayudar a niños y jóvenes a contestar esas preguntas trascendentales, con la mirada puesta en Jesús, quien nos invita a una vocación intrínsecamente ligada al servicio, al darse, a entregar nuestros dones al mundo. Cada uno desde su realidad. Creo que este es el verdadero tesoro de la escuela católica: recordar una y otra vez que somos para los demás, buscar la verdad y saber encontrarla discerniendo entre tanta fakenews, media verdad, prisas y exceso de emocionalidad. Amar el conocimiento, enseñar a hacer preguntas y a responderlas con sabiduría, esa mezcla tan buena de lo intelectual y lo espiritual. Creo que este es el gran reto y lo que nos hace diferentes al resto de escuelas de otro tipo, porque creo que nadie como la escuela católica puede hacer y responder a tantos y tan complicados retos como los que nos encontramos.
Gracias a todos los educadores de la escuela católica que viven su profesión como vocación, con entrega y queriendo sacar de cada niño y joven lo mejor de cada uno. Gracias a las familias que apuestan por esta forma de educación. Gracias a las órdenes, congregaciones, instituciones, movimientos y fundaciones que siguen apostando por la educación como medio para transformar el mundo y evangelizar.
¡Feliz Día Mundial de la Educación Católica!
Mar Tagle
Responsable de Comunicación Colegios Marianistas
Relacionado
- Escuelas Católicas
- 29/05/2025
- Actualidad educativa, Educación, Pacto Educativo Global
- amor, Colegios Marianistas, Concertada, Día Mundial de la Escuela Católica, escuela católica, esperanza, Evangelio, Iglesia, Juntos somos + esperanza, libertad, Mar Tagle, Peregrinos de esperanza, prójimo, secularización, Verdad, vocación
- Entrada anterior