Desde hace unos años nos viene acompañando con insistencia la intuición del papa Francisco de que la Escuela Católica debe compartir dos principios fuerza: dar respuesta a necesidades concretas de su entorno y hacerlo en comunidad.

Todos somos conscientes de que, así como vivimos el momento de la historia de la humanidad de mayor desarrollo y bienestar (siempre identificado con los países del hemisferio norte), y a la vez nunca tan pocos han tenido tanto y tantos han vivido con tan poco, y además esquilmando y socavando la “Casa Común” que es nuestro planeta. Por lo tanto, hay dos palabras clave: necesidades y posibilidades. Vivimos el siglo de las grandes oportunidades y a la vez un momento de grandes peligros.

Y es en esta dialéctica donde la Iglesia quiere decir Su Palabra. Una Palabra inspirada en el Evangelio, en la Doctrina Social de la Iglesia y especialmente en las últimas encíclicas papales, en concreto Laudato si. 

Ahí está el reto. Las congregaciones, especialmente las que tienen una dimensión educativa tienen algo que hacer; la “no respuesta” es una respuesta inadmisible. ¿Pero qué hacer? ¿Por dónde empezar? ¿Qué puede suponer para nuestros colegios?

Desde el último Capítulo General de los Misioneros Claretianos (Hijos del Corazón de María), pasando por el reciente Capítulo Provincial de la Provincia Claretiana de Santiago y concretado en su Modelo Pedagógico Provincial 22-25, las voces se han ido alineando hacia una visión compartida. Abordar el Pacto Educativo Global supone una decisión de red de colegios e institucional. En nuestro caso, es el Equipo de Titularidad el que asume el reto de liderar e impulsar este trabajo en todos los colegios.

Esta decisión ha de ir acompañada de personas, tiempo y presupuesto para su puesta en práctica. Hemos dispuesto un Equipo de 12 personas con distinta dedicación para impulsar en todos los colegios de nuestra red (7 colegios, unos 7.200 alumnos y alrededor de 600 educadores) el Pacto Educativo Global. La provincia, con su Equipo de Titularidad al frente ha decidido que entre los miembros de ese Equipo estén los dos responsables del área pastoral y del área pedagógica. Dentro del área pedagógica, los cuatro miembros del Equipo Pedagógico Provincial han decidido sumarse al proyecto, y cada colegio aporta una persona que debe cumplir dos condiciones: capacidad de liderazgo (cercanía al equipo directivo y jerarquía entre el claustro) y a su vez sensibilidad hacia este tema.

Así hemos conformado un Equipo convencido de la importancia de su tarea, a la vez con una fuerte dosis de representatividad en sus ámbitos de trabajo (hay directores coordinadores, pastoralistas, jefes de estudio…) y, lo que es muy importante, con cierta disponibilidad horaria, que irá incrementándose a medida que avance la implantación.

El cometido de este Equipo de Pacto Educativo Global es pensar y proponer a los siete colegios formas de reflexión y actuación que les ayuden a llevar adelante el Pacto Educativo, en sus Objetivos y en sus distintas Dimensiones. No se trata de hacer las mismas cosas los siete colegios, sino de impulsar la reflexión local con un liderazgo institucional, de tal forma que, marcando un ritmo común, luego cada colegio detecte las necesidades de su entorno y decida con quién va a hacerlas frente. No es tanto un liderazgo de acción, sino un liderazgo de inspiración; no se trata de buscar unirnos más entre nosotros (que ya lo estamos), sino de promover “evangelio” (buenas noticias), allá donde hay necesidad o sufrimiento, y mirar a nuestro alrededor para ver con quién podemos reducir o eliminar ese sufrimiento; ese “hacer con otros” que para los Claretianos es tan familiar, tiene que levantar aún más la mirada, mirar hacia la escuela católica, pero también mirar hacia otros colectivos, instituciones… que puedan acompañarnos en las acciones dirigidas a dar respuestas a las necesidades detectadas; aquellos que, aunque “no estén con nosotros, no están contra nosotros”; aquellos que desde otras visiones o desde otros planteamientos comparten muchos de los puntos que contiene el Pacto Educativo Global en sus intenciones más profundas.

Este grupo trabajará a dos velocidades; por una parte, habrá un núcleo motor (compuesto por los responsables de las áreas pedagógica y pastoral más el Equipo Pedagógico Provincial), que incorporará a sus ritmos de reunión este punto como una dimensión más a preparar, trabajar y proponer. Y por otra parte, el Equipo de Pacto Educativo, que con una periodicidad mensual se reunirá para buscar la manera de aterrizar las distintas acciones de sensibilización y reflexión en los colegios. A su vez las siete personas representantes de los colegios serán los líderes de estas acciones en cada uno de sus centros, sabiendo que su preparación, organización y puesta en práctica ha de pasar necesariamente por los órganos directivos de cada colegio. Así mismo, servirán de “faro” para poder dar un “feedback” útil y proyectivo en cada reunión del Equipo de Pacto Educativo Global.

Trabajar con otros es un reto, es un reto interno y externo. Interno de coordinación, de compartir visión y de acompañar las acciones que surjan en cada uno de los siete colegios. Externo porque a la vez es fácil y difícil trabajar con otros; es fácil porque la escuela católica, en cada lugar, ya hace muchas cosas de manera conjunta, aunque también es cierto que muchas veces nos vemos como rivales más que como compañeros de misión. Pero no puede quedar aquí, el Pacto Educativo Global tiene un fuerte componente de comunidad, de hacer con otros, de aunar fuerzas con otras organizaciones, colectivos o instituciones que puedan compartir nuestros valores. Este es el verdadero reto, en el hacer juntos, en el trabajar con otros (a veces muy distintos) ir construyendo el Reinado de Dios, un Reinado de Justicia, de Fraternidad.

La ilusión no oculta los miedos. No somos unos ingenuos que nos apuntamos a todas las modas. No es un maquillaje de cosas que ya hacemos. Sabemos que hacemos muchas cosas. Esta no es una más, es una más un poco distinta. Más que un objetivo es un deseo y por eso tiene una parte de utopía. No vamos a cansarnos, no vamos a desesperarnos, no tenemos miedo a ir paso a paso, despacio. Lo que queremos que es que lo que hagamos tenga sentido y sea útil.

Ante tanta necesidad, ante tanta injusticia, ante la degradación de la casa común no hay una única respuesta, ni solamente la tenemos en la escuela católica. La respuesta pasa por unir fuerzas, sumar recursos sin descartar a nadie. El fracaso sería, no hacer nada.

Equipo de Pacto Educativo Global
Misioneros Claretianos de la Provincia de Santiago