Vivimos en un mundo donde estamos conectados con toda la información al alcance de un click, pero la escuela no ha sido totalmente permeable a esta realidad. Nuestros alumnos sí, pero las escuelas no tanto. Y la metodología que usamos en nuestras aulas mucho menos.

La integración de las TIC en todos los niveles de la educación se ha ido convirtiendo en una necesidad prioritaria para poder adaptarnos a la sociedad digital en la que vivimos. Por eso, las TIC poco a poco han ido calando en los procesos de enseñanza-aprendizaje de nuestra escuela, desde el convencimiento de que las TIC no son lo que hay que enseñar, sino un instrumento para mejorar cómo enseñar.

La transformación digital no es solo introducir tecnología en las aulas, es rediseñar el currículo para darle un enfoque más competencial a los procesos de enseñanza y aprendizaje, para enriquecerlos. Tenemos que usar tecnología para hacer aquello que no es posible hacer sin ella, como una valiosa herramienta a través de la cual se pueden diseñar y generar experiencias de aprendizaje de mayor calidad, pero para ello necesitamos modelos pedagógicos que nos permitan desarrollar al máximo el potencial que nos ofrecen las TIC para la enseñanza.

La tecnología contribuye a la transformación de la educación mejorando cómo aprenden los alumnos:

  1. Porque aprenden activamente, a su ritmo, de una manera más autónoma, motivadora y favoreciendo la personalización con distintos itinerarios. El alumno se sitúa en el centro de toda la actividad, y las propuestas de trabajo que les podemos ofrecer son más activas y participativas.
  2. Porque permite crear con otros, cooperativamente, de manera más eficaz.
  3. Porque facilita evaluar los aprendizajes de forma consistente con los objetivos, y retroalimentar el proceso de aprendizaje de manera más efectiva, dando feedback inmediato y directo de las interacciones de los alumnos.
  4. Porque crea conexiones más directas con el mundo real, permitiendo un aprendizaje más amplio y conectado con el entorno, y más creativo porque activa los procesos cognitivos más profundos.
  5. Porque el papel de profesor se transforma necesariamente en un verdadero “activador del aprendizaje” de sus alumnos, como guía y mentor que ayuda a transformar información en conocimiento, favoreciendo que los alumnos sean más responsables, críticos y reflexivos para seleccionar y utilizar la información y las herramientas tecnológicas más adecuadas.
  6. Porque posibilita salir del aula y recorrer otros espacios para aprender en todo momento y lugar.

Eso sí, para que estos procesos se puedan hacer realidad en nuestras aulas, es necesario que cada centro construya su propio proyecto de integración de las TIC, su edificio digital, partiendo de su situación inicial, medios y recursos, y teniendo en cuenta un plan de hacia dónde quieren ir, que integre la elección de las herramientas más adecuadas (plataformas, programas, aplicaciones, dispositivos, etc.), y adecuación de infraestructuras (conexiones, wifi, mantenimiento y soporte, etc.). Y todo bajo el paraguas de la utilización de forma segura.

Y por supuesto, es muy necesario apostar por la formación tecnológica del profesorado desde la perspectiva del aprendizaje y la innovación, cuyo punto de partida podemos encontrar en el documento de la UNESCO sobre competencias digitales del 2011 y el Marco Común de Competencia Digital Docente publicado por el INTEF. Así, el profesorado podrá aprender cómo crear experiencias significativas de aprendizaje sin límites de espacio-tiempo, personalizadas, trabajando las competencias digitales, y además cómo integrarlo todo con los objetivos de aprendizaje.

Y la brecha digital por falta de recursos ya no nos sirve de excusa. Hay estrategias factibles para todo tipo de centros, con más o menos recursos humanos y materiales. Para conectar aprendizaje y tecnología podemos utilizar dispositivos móviles, redes sociales, gamificación, portfolios, paisajes de aprendizaje digitales… Hay una variedad infinita de posibilidades. Lo importante, como siempre, no es únicamente el “qué” enseñamos, sino el “cómo”, y para ello, las TIC , bien utilizadas, pueden ser un gran aliado para el aprendizaje de cada uno de nuestros alumnos.

Irene Arrimadas
@iarrimadas