“Agranda tu tienda de campaña,
extiende sin miedo el toldo bajo el cual vives;
alarga las cuerdas, clava bien las estacas,
porque te vas a extender a derecha e izquierda”

Muchas personas encuentran en la Biblia la historia de relación entre Dios y los hombres, otras muchas no encuentran nada de nada, y hay una parte que le reconoce al menos el valor de la sabiduría de un pueblo recogida por siglos.

Al pensar en escribir sobre la acogida y los refugiados me saltó directamente a la mente la cita de Isaías (Is 54, 2-3). Es cierto que Isaías en ese texto se refiere a la fecundidad que tendrá una mujer estéril, y la avisa de su maternidad de ese modo: prepárate para la vida que vendrá. ¿Cómo no relacionarlo con la situación que vivimos de acogida a inmigrantes y refugiados?
Nuestra realidad, hasta en el sentido demográfico, se asemeja a la esterilidad. Hablamos con total normalidad de una parte de España como “vaciada”. Pueblos que se abandonan, zonas sin mano de obra, niños que no nacen… ¿cómo leer esos signos?, ¿cómo podemos cerrar las puertas cuando nuestra casa se queda vacía?

Isaías le advierte a la mujer de que extienda el toldo de la tienda “sin miedo”. El miedo tantas veces paralizante. El miedo al diferente, el miedo al que no conocemos. Pero, ¿qué miedo habrán pasado miles de personas para dejarlo todo y salir de su casa?, ¿qué miedos habrán pasado en su camino? Siempre el miedo nos acompaña… algunas veces como freno, otras como impulso.

Pero releyendo la cita, me sorprendo en la casualidad de mirar nuestra posición en la forma tradicional en que representamos el mapa del mundo, y como si España estuviera llamada a abrirse y extenderse hacia la derecha, a los que vienen de América Latina; y también a izquierda, a los que llegan a nuestras costas, a los que huyen de Siria, a los que… No soy ingenuo. No es posible un planteamiento infantil sobre un problema tan complicado. Hay que gestionarlo, hay que organizarlo, sobre todo para que se garantice el bien mayor: una verdadera acogida e integración.

¿Cómo no hacer siquiera lo poco que podamos? Teresa de Jesús afirmaba “hacer lo poquito que hay en mi”. Años llevamos escuchando aquello de “piensa global, actúa local”. Cada uno de nosotros somos responsables de la parte que nos corresponde. Y lo que es realmente trágico es llegar a pensar que “eso no va conmigo”. Es una realidad que la inmigración no es una problemática temporal. Si en el año 2014 hubo 5.982 solicitudes de asilo, en 2015 fueron más de 14.000; y ese incremento se ha mantenido en los tres siguientes años… en 2018 han sido 55.668 personas. Se estima que en los próximos años el número de solicitantes de Protección Internacional continuará en aumento en los países de nuestro entorno, y también en España.

Desde Escuelas Católicas hemos formalizado un convenio de colaboración con el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social ante la problemática actual de la inmigración y los refugiados en nuestro país. Desde la Secretaría de Estado de la Seguridad Social se contactó con Escuelas Católicas para ponernos en contacto con la Secretaria de Estado de Migraciones y sondear la posibilidad de que pudiéramos ayudar ante esta necesidad urgente. Nuestra respuesta fue positiva sin saber muy bien cómo o qué podríamos hacer, pero con la voluntad de hacer realidad lo que queremos vivir: atender a todos y cuidar la vida. A los pocos días, se mantuvo una primera entrevista con el Secretario General de nuestra organización y la Directora General de Integración y Atención Humanitaria, para conocer directamente de qué manera Escuelas Católicas podía prestar la colaboración requerida.

Los representantes del Ministerio expusieron la realidad del proceso de acogida e integración de personas solicitantes de asilo conforme a los acuerdos de protección internacional y legislación supranacional, distinta de la acogida humanitaria de los inmigrantes llegados a las costas. En el caso de solicitantes de asilo el primer momento de acogida se gestiona de forma urgente en hostales. Y de ahí se deriva a las personas solicitantes de refugio a diversos lugares para su alojamiento temporal, a la vez que se establece una mecánica de intervención global por medio de ONG que mantienen convenios con el Ministerio. A los seis meses ya pueden trabajar de manera legal y comienza el proceso de apoyo para su empleabilidad y autonomía.

En este ámbito del asilo y refugio está habiendo en estos momentos una fuerte presión por el gran número de personas venidas de Latinoamérica. En el aeropuerto de llegada, normalmente el de Madrid-Barajas, hay una sala de Solicitantes de Asilo, donde la Policía Nacional realiza el cribado y recogida de información para dar acceso al trámite de asilo o para retornar a la persona a su país de procedencia.

Lo que se pedía a Escuelas Católicas era la búsqueda de recursos de alojamiento estable para las personas que acceden al asilo. Desde EC asumimos el compromiso de contactar con entidades que pudieran tener espacios ociosos que se pudieran destinar a esta finalidad, y ayudar en el proceso de información y estudio.

En todo momento, además, Escuelas Católicas manifestó su interés y compromiso por la escolarización de los niños en edad escolar que estén dentro de este proceso de ayuda o asilo.
Hay ahora mismo ya hay congregaciones que están en marcha en este proceso de la mano de Escuelas Católicas (Hijas de la Caridad, Compañía de Santa Teresa, Franciscanos Menores Conventuales, Misioneros Redentoristas), y otras que están ofreciendo nuevas posibilidades (Hermanos Menesianos, Hermanas de la Caridad de Santa Ana, Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús-Sta.Fca Javier Cabrini…). También ha contactado con nosotros para este fin la Iglesia Evangélica de España.

Está claro que Isaías tenía razón: la tienda se puede extender, y entre muchos podremos alargar las cuerdas y sujetar las estacas para que la tienda se agrande sin miedo.

Javier Poveda