Cada 23 de abril celebramos el Día Internacional del Libro con el objetivo de fomentar la lectura, reconocer a la industria editorial y los derechos de autor. Este año 2020 esta celebración internacional va a ser muy distinta. Los colegios tenían programadas multitud de actividades para festejar esta jornada y ahora han tenido que reconvertirlas a formato virtual. El coronavirus nos ha cambiado nuestras formas de celebrar, pero también nos ofrece nuevas oportunidades.

Son muchas las editoriales, plataformas y empresas que quieren que sigamos celebrando este día desde casa. Unas nos han dado acceso gratuito a sus colecciones, otras han preparado actividades, charlas y presentaciones virtuales, y todas nos han ofrecido oportunidades para que continuemos disfrutando de la lectura, pero desde casa.

Me consta que muchos profesores de Lengua y Literatura están también promoviendo entre sus alumnos iniciativas virtuales, animando, por ejemplo, a que reciten poemas, se graben y los envíen al resto de la clase; o a leer, entre todos, un relato, posteriormente editar las frases, unirlas y hacer un vídeo con todos los alumnos. Sin duda, esta pandemia está dejando aflorar la creatividad de nuestro profesorado y si, además, fomenta la lectura, mejor que mejor.

Por mi parte os propongo un poema para celebrar el Día del Libro. Es un poema que me gusta mucho y que he releído estos días porque me ayuda a mirar desde otra perspectiva lo que estamos viviendo y sufriendo, a superar la adversidad, a creer en uno mismo, y confiar en la fortaleza del espíritu. Fue escrito por William Ernest Henley, poeta británico que vivió en el siglo XIX, pero seguramente muchos lo conoceréis porque es el poema que Nelson Mandela leía cada día de los 27 años que pasó en la cárcel y que se ve reflejado en la película que cuenta la vida del presidente sudafricano, “Invictus”. Este poema sirvió a Mandela para superar el tiempo que estuvo preso y también después para motivar a su equipo de rugby y llevarlo hasta la victoria. Espero que os guste y os ayude a no sentiros derrotados a pesar de las circunstancias que estamos viviendo. “Invictus”, “invencible”. Demostremos a este virus que nuestra fuerza interior es “invencible”, que Dios nos acompaña en este camino, y que esta realidad, por compleja y dolorosa que sea, nos puede ayudar a avanzar como personas y como sociedad.

Eva Díaz
@evadiazfer

Invictus

En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
Y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuán estrecho haya sido el camino
ni cuantos castigos lleve a mi espalda:
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.