Hoy, miércoles, he terminado la prueba de Física y Química con mis alumnos de 4º de ESO. Para cerrar la clase, lanzo una pregunta inesperada que me ronda desde hace días:
—¿Alguno de vosotros ha leído Redes?
Para mi sorpresa Paula y Claudia levantan la mano. Y comenzamos una conversación espontánea sobre el libro de Eloy Moreno.
Les pregunto:
—¿Pensáis que el autor exagera?
Después de intercambiar impresiones, coincidimos en algo: aunque Redes puede parecer algo extremo, retrata con bastante fidelidad la realidad digital que muchos adolescentes viven hoy.
Lo que Redes revela sobre nuestro mundo digital
La narrativa de Eloy Moreno es directa, ágil y perturbadora. En ella encontramos alumnos atrapados en la pornografía, víctimas de ciberacoso, adolescentes con vidas paralelas en línea, y también quienes rechazan por completo ese mundo digital.
La lectura de Redes cuestiona y deja mal sabor de boca: ¿son las redes sociales perjudiciales? La sociedad parece dividida entre los que las exaltan, los que las usan por costumbre y los que las condenan. Pero quizá la pregunta no sea si las redes sociales son buenas o malas, sino ¿quiénes las están usando y cómo?
Para entender mejor esta cuestión, pensemos en esto: un cuchillo puede servir para cocinar una comida deliciosa o para hacer daño. Todo depende de las manos que lo sostienen. Por ello, a un niño de tres años no le damos un cuchillo. No porque el cuchillo sea malo, sino porque no está preparado para usarlo con seguridad.
Con las redes sociales ocurre lo mismo. No son buenas ni malas en sí mismas. Son herramientas que, en manos inexpertas, inmaduras o sin valores éticos, ocasionan daños reales.
Una cuestión de madurez
Y aquí viene el punto crítico: ¿y los adultos? Nos preocupa -con razón- lo que hacen los jóvenes en Internet. Pero ¿cuántos adultos están enganchados al móvil? ¿Cuántos pierden el tiempo en TikTok haciendo scroll sin propósito? ¿Cuántos difunden contenidos sin verificar o usan el anonimato para criticar o herir?
Debemos asumirlo: no basta con culpar al algoritmo o a las aplicaciones. Si usamos las redes con fines poco éticos, el entorno que generamos también lo es. No podemos pedir a los jóvenes lo que nosotros mismos no practicamos. Nosotros somos los dueños de nuestras decisiones y damos forma al entorno digital. Las redes sociales no educan por sí solas. Somos nosotros quienes debemos hacerlo educando con el ejemplo, la coherencia y la presencia.
Familias y docentes: educadores digitales
El documento final Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión afirma:
«Es importante que las instituciones educativas de la Iglesia ayuden a niños y adultos a desarrollar habilidades críticas para navegar con seguridad por la red» (n.149).
Internet, redes sociales, inteligencia artificial… ya forman parte de nuestra vida. Educar en el uso de estas herramientas no significa saber usar TikTok. Significa enseñar a pensar, discernir y decidir con ética y libertad. Por eso, familias y educadores debemos aunar fuerzas. Es una tarea compartida. Estamos llamados a formar personas. Por ello aquí tienes algunos tips que pueden ser de ayuda.
Tips para madres y padres:
- Supervisa la vida on-line de tu hijo: es responsabilidad tuya su educación digital.
- Predica con el ejemplo: una imagen vale más que mil palabras. Si estás con tu hijo, aparca tu móvil.
- Crea momentos de calidad: dedica tiempo a estar con tus hijos e hijas. Habla con ellos. Escúchalos. Busca actividades interesantes para disfrutar juntos (juegos, lectura de cuentos, salidas culturales…). Recuerda: el tiempo que hoy compartes es una herencia afectiva más valiosa que todo el oro del mundo.
Tips para docentes:
- Escucha y aprende: mantente actualizado. Habla con tus alumnos. Pregúntales sobre sus hábitos digitales. Ellos pueden enseñarte mucho.
- Confía en tu experiencia: la tecnología puede parecer abrumadora, pero tu capacidad de educar no depende solo de saber usar las redes sociales. Tu bagaje como docente es tu mayor valor.
- Integra lo digital con sentido: no se trata de evitar la tecnología, sino de enseñarla con criterio. Humaniza las herramientas.
Educar en redes no es un lujo opcional. Es una urgencia formativa. En casa y en la escuela. Si queremos una generación que use bien las redes, necesitamos adultos que las habiten con humanidad.
H. María Jesús Torrente-Martínez
@majetorrente
Religiosa de Pureza de María